Bravo reconoce haber generado más de 70.000 euros al año en dinero negro
El exdirector de la oficina tributaria de Irun José María Bravo volvió a reconocer ayer que había utilizado el dinero de los contribuyentes para blanquear el dinero de sus negocios, pero volvió a insistir en que ingresó todo en Hacienda y que es allí donde hay que buscarlo.
Iñaki TELLERIA | DONOSTIA
En la sesión del ayer del juicio que se sigue en la Audiencia de Donostia por el caso del fraude a Hacienda realizado desde la oficina tributaria de Irun, el principal acusado, José María Bravo, se mantuvo en la misma tesis de que lo que hizo fue blanquear el dinero negro que le generaban sus negocios, pero que respetó los ingresos en las cuentas de Hacienda y que es allí donde hay que buscar el dinero que falta.
El fiscal Javier Larraya siguió interrogándole por los 37 casos de contribuyentes que afirman haber entregado dinero a Bravo bajo su compromiso de saldar sus deudas con Hacienda. Llegado el caso de la empresa Electromuebles Geuria, Larraya le preguntó si había recibido un cheque de 48.080 euros por parte de Juan María Hernández Oiarzabal, administrador de la sociedad, y Bravo reconoció que sí. «Tenía dinero en metálico y, más en esas fechas, en la que estábamos en plena promoción del hotel -en referencia al Hotel Túnel del Hada, en Jerte- y aprovecharía ese dinero para hacer el ingreso», confirmó el imputado tras reconocer que ingresó ese cheque en su cuenta de Caja de Extremadura.
El fiscal se interesó por su capacidad para disponer de tanto dinero en metálico, a lo que Bravo, con absoluta tranquilidad, respondió que «en esta época yo estaba preparando mi salida de Hacienda y la sociedad Servicios Inmobiliarios Urdanibia ya estaba en marcha funcionando. Se dedicaba a la gestión y promoción inmobiliaria y generaba muchas cantidades en metálico, que eran mías, producto de mi trabajo, pero que no podía utilizar directamente porque era dinero no declarado de cara al fisco. Por lo tanto, en vez de ingresarlo en la cuenta de la sociedad, lo que ingresaba era el cheque que me había dado el contribuyente, porque a él le da exactamente igual».
Larraya insistió en si tanta ganancia tenía en dinero B como para poder aportar las abultadas cantidades que le entregaban los contribuyentes y Bravo reconoció que «las cifras de producción de la sociedad inmobiliaria Urdanibia en aquellos años andarían en facturación de dinero A, o sea declarado, entre 100.000 y 160.000 euros al año, lo que generaba 70.000 u 80.000 euros en dinero B, correspondiente a comisiones de ventas, porque los propietarios optaban por pagar buena parte en metálico. Ese dinero en metálico había que colocarlo en algún sitio. Y así puse en marcha ese sistema, que creo que no generaba ningún problema ni al contribuyente ni a Hacienda».
«El dinero está ahí»
En cualquier caso y tras admitir sus «irregularidades», Bravo insistió en que ingresó en las arcas de Hacienda todo el capital que le entregaban los contributentes. «El dinero se ingresa en la cuenta y luego una persona, en San Sebastián, tiene que identificar el ingreso, saber de quién es y decidir qué liquidaciones de la contabilidad liquida», explicó el acusado.
Bravo declaró que «resulta que tenemos un dinero que está ingresado, que no se ha sabido de dónde venía y que está ahí durmiendo el sueño de los justos», y añadió que «en mi oficina, cuando se cobraba dinero, se ingresaba. Estamos viendo que el dinero se ingresaba y luego no se aplicaba, y tenemos dinero en las cuentas que sobra y que no sabemos de quién es».
Por otra parte, LAB cree que en este juicio no están en el banquillo «todos los responsables directos e inductores» del fraude y que «se quiere buscar una cabeza de turco para eludir otras responsabilidades».