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Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico

De Nicolas a Le Pen

El mito cultural de la grandeur se me acaba de caer por los suelos, y todo a raíz de un cuestionario cinéfilo a los cuatro principales candidatos políticos al Elíseo. Dicen que todos los presidenciables juegan la baza patriótica, hábida cuenta del mal momento por el que atraviesa el proyecto económico europeo. Por tanto, lo tenían más fácil que nunca para ser chovinistas en sus respuestas. Aun así, el inconsciente peliculero les ha traicionado a los cuatro.

Es posible que la sinceridad, cansados ya de tanto fingir y de tanto mentir, la hayan dejado para la pregunta tonta de los gustos cinematográficos. Porque no me parece ninguna casualidad que todos piensen automáticamente en una producción de Hollywood cuando les piden que elijan su película favorita. Debe ser que los políticos van con el pie cambiado, o son los únicos que realmente no defienden su cine. Y los encuestados van desde la derecha hasta la izquierda. La película preferida de Nicolas Sarkozy es «Lolita», y sobran comentarios al respecto. Su oponente François Hollande también prefiere una de Kubrick, aunque en su caso se decanta por la épica de «Espartaco». El izquierdista Jean-Luc Mélenchon parece apostar por el futuro cuando defiende «Blade Runner». En cambio, la ultra Marine Le Pen suspira por el nacionalismo histórico precursor del movimiento hooligan según Mel Gibson en «Braveheart».

No conozco todavía las reacciones de los cineastas y productores del mercado francófono, pero me imagino que no se harán esperar. Gane quien gane, ya saben que el respaldo que necesitan no es de corazón, ni tampoco incondicional.