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SEMIFINAL DE EUROPA LEAGUE

Los rugidos de 4.000 leones alteran el corazón de Lisboa

Unos 4.000 seguidores del Athletic llenaron las calles más céntricas de Lisboa. El buen ambiente dejó atónitos a los transeúntes que se dedicaban a a sus tareas rutinarias. Otra marcha para recordar tras la de Manchester, y eso que muchos se reservaron en la esperanza de que la traca final sea Bucarest. La muerte de Iñigo Cabacas fue denunciada en las calles e incluso por la hinchada verde lisboeta.

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Manex ALTUNA

En un partido histórico para el Athletic, no en vano es la segunda ocasión en más de 100 años en la que los rojiblancos disputan una semifinal europea, la afición volvió a arropar al equipo de Bielsa. Aunque la peregrinación fue menor en comparación con Manchester -adonde se desplazaron unos 8.000 seguidores-, la hinchada ofreció otro nuevo espectáculo por las calles lisboetas.

Los colores rojiblancos dieron vida a una ciudad en la que los comerciantes y trabajadores se disponían a acometer las tareas de una jornada rutinaria. Mientras los hinchas del Athletic se dejaban ver desde primeras horas, los aficionados del Sporting no aparecieron hasta bien entrada la tarde.

Como reconocía Anselmo, un comerciante portugués que ostenta una zapatería en el centro de la ciudad, para ellos era un día de trabajo más. Seguidor confeso del Benfica, afirmaba que prefería una victoria del conjunto vasco debido a la rivalidad entre los dos clubes de la capital. Asimismo, se mostraba encantado con el buen ambiente generado por los cientos de seguidores rojiblancos que se encontraban frente a su zapatería. El comerciante aseguraba que, salvo los seguidores del Everton, nunca había visto nada parecido.

Y es que los vascos se dejaron notar. Ikurriñas, banderolas por la repatriación de los presos y cánticos de apoyo al equipo. De todo un poco, Florentino Pérez y José María del Nido, los presidentes del Real Madrid y del Sevilla, fueron el blanco de las críticas.

Tampoco faltó el recuerdo a Iñigo Cabacas, joven muerto tras recibir un pelotazo de la Ertzaintza. Los seguidores de la peña Piratak llevaban consigo una gran banderola con la imagen del joven en la que reclamaban justicia.

Por su parte, los hinchas de Herri Norte realizaron un hermanamiento con los seguidores de la Torcida Verde del Sporting.

Había cierto temor al modo en el que iba a ser recibida la afición del Athletic, pero no se produjo ningún incidente. Por ejemplo, un grupo de jóvenes francesas pertenecientes a una peña del Sporting se mezcló sin ningún problema entre la marea rojiblanca. Confiadas en la victoria de su equipo, recono- cían el buen fútbol practicado por el Athletic con la llegada de Bielsa. «Son los mejores después del Barcelona», afirmaban.

Dentro del estadio fue otra cosa. La afición portuguesa aprieta mucho, tal como adelantaba Borja Irizar, seguidor rojiblanco que estuvo presente en la eliminatoria disputada en 1985. La salida de los equipos fue espectacular. Las bufandas al viento, sonando la versión sportinguista de "My way" de Frank Sinatra. El campo no se llenó, pero las palmas y los tambores sonaban intimidatorios. Cada falta, cada jugada de ataque, era impulsada con locura desde las gradas por los verdiblancos. La afición del Athletic intentaba asomar la cabeza, como su equipo. Hubo varios intentos, recibidos con pitos por los portugueses, que no cuajaron. Se veían superados en ímpetu. Hasta que llegó el gol de Aurtenetxe.

La mayoría, por carretera

Bilbo amaneció ayer lluvioso, un día triste. Un millar de seguidores del Athletic se concentraban en el aeropuerto de Loiu para viajar a Lisboa. Sin embargo, la huelga de los controladores aéreos en Portugal provocó retrasos de varias horas. No cundió el pánico y, salvo pequeñas quejas, todos se lo tomaron con buen humor. Hasta el capitán del avión, que antes del despegue indicó a los pasajeros que esperaba poder regresar con un buen resultado a casa. El himno del Athletic y hasta el pasaje de la ópera ``Aida'' fueron entonadas a coro durante el vuelo, como primer calentamiento.

La mayoría de la afición se desplazó por carretera. Algunos en furgonetas y coches propios, y otros muchos en autobuses organizados. Así llegaron, por ejemplo, Iñaki y Arturo con su grupo de amigos de Basauri y Begoña. Salieron pasadas las 22.00 de la noche del miércoles desde la capital vizcaina y para primera hora ya estaban calentando motores con kalimotxo. Entusiasmados con el partido y el equipo, resaltaban que en todos los medios se referían al Athletic como conjunto vasco. «No como los rusos», matizaban en alusión al anuncio que realizó el Lokomotiv con los toros.

Con el paso de las horas y el consumo de alcohol, los alrededores de la plaza del Rossio y las callejuelas de Chiado se empezaban a parecer a la calle Pozas. Faltaba un poco de música y después de comer apareció un grupo de trikitilaris de Algorta que terminó por completar la fiesta.

Al final, hasta acabó saliendo el sol a media tarde con los cánticos de los leones rojiblancos. Y a la noche, tras una primera mitad de sustos, la final europea casi se tocó con los dedos con el gol de Aurtenetxe, hasta que llegó la respuesta verdiblanca. Ahora, el sueño deberá transformarse en realidad al calor de San Mamés.

 

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