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Semifinal de la Europa League

Bucarest, tan cerca y tan lejos

Cuando lo tenía todo a su favor, el Athletic se dejó remontar un gol que le situaba muy cerca de la final de Bucarest a falta de quince minutos para el final del partido. Pero los verdiblancos del Sporting lisboeta también son «leöes» y dieron la vuelta a un marcador que promete un partido de vuelta en San Mamés con las garras de ambos en todo lo alto. Mal partido de los rojiblancos, pero un resultado esperanzador.

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S. PORTUGAL 2

ATHLETIC 1

Joseba VIVANCO

En la Ciudad de la Luz, al Athletic se le fundieron los plomos justo cuando tenía todo a su favor, resultado, el balón controlado, la eliminatoria encarrilada, el rival tocado, con la sensación de que el equipo se sentía con fuerzas para irse incluso a por el segundo y casi definitivo tanto -Amorebieta mandó un balón al palo-, y en quince minutos para olvidar, los finales, no solo se dejó empatar sino que oxigenó a un buen y leonino equipo lisboeta que dio la vuelta al marcador y que vendrá a San Mamés dentro de una semana con las garras en alto, las mismas que seguro afilan los rojiblancos, con el campo, su afición y un gol, el 200 del Athletic en competición europea -sin contar la Intertoto-, que puede valer su peso en oro.

Tan cerca y tan lejos. Así está la finalísima de Bucarest. Lo estaba cerca hasta el minuto 75 de partido y lo sigue estando, y está lejos no solo por ese 2-1 sino por la actitud y maneras que mostró un Sporting de Portugal que está forjado a imagen y semejanza de su entrenador.

A buen seguro que la impresión, el estado de ánimo de los aficionados no será el mismo ayer que hoy, mañana o dentro de una semana, cuando ese resultado adverso -y que ya lo sorteó el Athletic ante el Lokomotiv ruso- no lo parezca tanto. Podía haber sido mejor y podía haber sido peor, si el peruano Carrillo la enchufa dentro en el minuto 83. Si ante United y Schalke el ambientazo en San Mamés corría con el viento de cara, esta vez habrá que remar. El espíritu de la mágica noche copera ante el Sevilla llama de nuevo a las puertas de La Catedral.

Fue un sufrido y mal partido de los rojiblancos, individual y colectivamente. Un Athletic sufridor, pero negado. Sorprendió Ricardo Sá Pinto y retó a Marcelo Bielsa a un pulso titánico en lo físico. La primera mitad fue una especie de combate por ver quién corría más, quién presionaba más, quién provocaba más errores al rival. Nada de esperar atrás, nada de dejar la iniciativa al Athletic como todo el mundo, incluido el argentino, presuponía. A pesar de la ausencia por motivos físicos de última hora de Matías Fernández, los lusos se fueron arriba desde el pitido, mordiendo cada tobillo rojiblanco, incrustando el miedo en el cuerpo con sendos disparos de Insúa y el `9' holandés de apellido casi impronunciable. Agobios iniciales para la defensa bilbaina, a la que le costó salir de ellos.

Un Athletic impreciso, jugando casi con línea de dos atrás, con los laterales muy arriba, veía casi imposible sacar jugado el balón, sin nadie que bajara a recibir, y con Amorebieta abocado a balones largos a Llorente a los que el ariete no llegaba. Un cabezazo suyo alto a la salida de un córner iba a ser todo el bagaje en 90 minutos de un muy desafortunado `9'. Hasta el cuarto de hora no se vio el primer desmarque al hueco de De Marcos, ni los primeros intentos de combinación del alavés con Susaeta en banda derecha. Y fueron casi los únicos del choque.

Las imprecisiones, la nula posesión de la pelota más de tres o cuatro pases seguidos, la falta de llegada, lastraba un encuentro en el que imperaba una presión titánica sobre el hombre en posesión del balón. El Athletic solo en los últimos minutos trató de aprovechar los huecos dejados por el Sporting y probar suerte, pero siempre desde lejos y sin peligro. El empate a cero, lo mejor que le podía pasar a un desacertado Athletic.

Siguió sufriendo las embestidas lusas en la reanudación, siguió con su imprecisión, pero se encontró sin querer con el gol de Aurtenetxe en un mal despeje de la zaga verdiblanca. Mazazo moral para los locales que el Athletic supo gestionar y casi rematar si un balón de Amorebieta no se topa con el poste de un inédito Patricio.

Los de Bielsa descubrieron entonces un balón hasta entonces negado. Comenzaron a hilvanar, tocar, entrar por banda, mientras el Sporting parecía noqueado... pero no vencido. Avisó Van Wolfswinkel, que la cruzó en exceso, pero no falló en el 75 Insúa después de que Susaeta hiciera la estatua. Y como el fútbol son emociones, el Sporting, con el Alvalade rugiendo, se envalentonó, el Athletic se deshizo como un pasteis de Belem, y Capel, desde lejos, la clavó. Y del 0-2 al casi 3-1. Bucarest, tan cerca y tan lejos. Garras en alto.

El Atlético da un gran paso hacia la final

El Atlético de Madrid tomó ventaja en el camino hacia la final de Bucarest al ganar 4-2 al Valencia en la otra semifinal disputada en el Vicente Calderón. Los colchoneros se adelantaron en el marcador en el minuto 17 gracias al gol de cabeza de Falcao. En el descuento de la primera parte, Jonas lograba empatar, pero Miranda y Adrián, este último con una sensacional jugada personal, pusieron el 3-1 al poco de comenzar la segunda mitad. De nuevo el colombiano Falcao abrió brecha en el luminoso con un potente disparo con la zurda desde fuera del área, pero, en el 94, el gol del valencianista Ricardo Costa dejaba la eliminatoria un poco más abierta para el encuentro de vuelta.

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