Hace un par de semanas os informábamos de las aventuras y posterior apertura de José Carlos Delgado Wei y Adolfo Madinabeitia en el tepuy venezolano de Acopan. Os adelantábamos que no eran los únicos en los paredones venezolanos; y es que desde hace ya unos años las diferentes paredes diseminadas por ese país están bastante de moda.

Podemos asegurar que desde finales del año pasado hasta ahora ha habido mucho movimiento tanto de aperturas como de repeticiones. En esta ocasión, os traemos a estas páginas las aperturas y escaladas protagonizadas por dos grupos: uno belga y otro esloveno.

El primer grupo está formado por Sean Villanueva, Stephane Hanssen, Jean-Louis Wertz y Nico Favresse. Un cuarteto que siempre lleva la misma máxima a sus actividades: escalada libre lo más limpia posible. Con ese lema han creado dos nuevas líneas en el tepuy Amuri: «María Rosa» (7b) y «Apichavai» (8a+). Ambas de 500 metros. La primera totalmente limpia de expansiones y clavos. Y la segunda con tan solo 5 expansiones.

En total, fueron 38 días de expedición, en el que coincidieron justo en la misma tapia con cuatro colegas que estaban abriendo vía en el centro de la pared. En términos generales, Favresse nos comenta que la expedición ha tenido su toque especial: «Ha sido una aventura muy buena y muy diferente a las expediciones anteriores. El tiempo, la roca, la selva, los indígenas, los animales y la increíble cascada Tuyuren nos depararon momentos muy intensos».

Para abrir boca, el cuarteto belga elije una línea a la izquierda de la pared. Con los primeros movimientos durante la apertura se dan cuenta que están en una actividad muy especial: «La escalada es muy diferente a los big walls a los que estamos acostumbrados: verticalidad y muy buen canto. Eso sí, la pared no te dejaba leer adecuadamente los siguientes tramos».

Para superar dichos «problemas», los belgas tiraron mucho de travesía para poder adivinar el mejor camino. Iban progresando a buen ritmo, y eso que la dificultad era bastante sostenida. Tras cuatro días de trabajo, los aperturistas se encuentran en el final de la línea elegida: «Nos topamos con un gran techo. Allí había una fisura perfecta de 10 metros sobre 400 de aire. Estábamos fuertes y muy motivados, pero un paso de bloque para entrar en la fisura nos rechazó. Eso sí, la fisura era tan guapa que decidimos trabajarla. Dos de nosotros evitó el techo rondeándolo y saliendo en libre. Y los otros dos remataron la línea principal y más lógica con unos pocos movimientos en artificial sin maza».

El resultado: «María Rosa», una ruta de 500 metros, dificultades de hasta 7b y totalmente limpia de expansiones y clavos. Un dato más: no equiparon las reuniones para rapelar.

Muy desplomada

Tras el pertinente descanso, el cuarteto vuelve a la acción. Los colegas que estaban abriendo vía por el centro de la pared les invitaron a que intentasen repetir la vía en libre. Pero los belgas estaban con otro chip, el de analizar posibles nuevas líneas y abrirlas. Esta vez se dirigieron a la parte derecha del murallón.

Una vez allí, y tras los dos primeros largos, se dan cuenta que deberán abrir en un escenario muy desplomado: «Largos duros, vegetación, protecciones delicadas, bloques sueltos... El primer susto llegó en la segunda tirada cuando Sean cayó 40 metros al saltarle cuatro piezas; se quedó a 20 metros del suelo. Lo peor de la caída se lo llevó Jean-Louis quien se quemó las manos. La vía era dura, y tuvimos entre todos unas 20 caídas. Los largos más duros para liberar fueron el 4, el 6 y el 7 que iban por una zona muy desplomada y con un grado de hasta 8a+. De 15 largos solo pudimos encadenar a vista cuatro».

Tras mucho trabajo de escalada y limpieza, los belgas crean en dos semanas de apertura «Apichavai» (8a+, 500 m), una ruta con tan solo tres expansiones en largos y otros dos para reforzar reuniones. Vía de dificultad sostenida con 8 tiradas de 7b para arriba.

Mientras tanto, los eslovenos Matic Obid y Luka Krajnc elijen el tepuy Acopan; el mismo escenario donde abrierion Wei y Madinabeitia. La idea principal de los eslovenos era ir a la selva en barco: «Con la misma idea de Glowacz, Albert y compañía cuando abrieron «Fegefeuer», en el Purgatorio, pero tuvimos que cambiar de planes».

En Acopan

Se decantan por el Acopan por ser un lugar mucho más agradecido y agradable para su aproximación: «Nosotros estuvimos un par de meses abriendo y repitiendo varias vías; y, la verdad sea dicha, es una pared muy recomendable por la variedad de las líneas, la roca y la aventura».

Van a por «El placer de la abstinencia» y «Hasta luego Taurepan», pero son, según los protagonistas «somos vencidos en la segunda por la mala roca». Tras estudiar la pared, a su izquierda, ven una posible línea que les maravilló. Así crean «Miss Acopan» en dos jornadas diferentes de trabajo. En la primera abren cuatro tiradas (5b, 6a+, 6c y 7a+), y la siguiente terminan la obra con dos largos más de 7b y 7a+. En total, 250 nuevos metros con dificultades máximas de 7b. En total utilizaron 8 clavos, y lo demás se aseguraron a base de friends y fisureros. Ambos escaladores no pudieron encadenar el largo clave a vista.

Junto a la apertura, Obid y Krajnc se llevan un buen número de repeticiones. Las más destacadas: «»Jardineros en las grandes paredes» (7b+, 260 m), «Purgatory» (700 m, 20 largos, segunda ascensión en dos días de escalada) y «Takamajaka» (7a+, 310 m, segunda ascensión).