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La técnicas infográficas, al servicio de la mitomanía cinéfila

Los clásicos cinematográficos siguen siendo el perfecto campo de cultivo para creadores infográficos y animadores como Jeff Desom, quien se ha servido de programas informáticos para llevar a cabo un time lapse falso de la mítica «La ventana indiscreta», de Alfred Hitchcock.

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Koldo LANDALUZE | DONOSTIA

L. B. Jeffries, fotógrafo de profesión, lleva seis semanas postrado en una silla de ruedas con la pierna escayolada a causa de un accidente laboral. Como forma de entretenerse en el caluroso verano que está padeciendo, Jeff da rienda suelta a su voyeurismo y observa al detalle cada una de las actividades de sus vecinos a través de la amplia ventana de su apartamento, la cual da a un patio interior repleto de vida, rutina cotidiana y secretos macabros. Como en tantos otros filmes de Alfred Hichcock, «La ventana indiscreta» (1954) parte de una excusa argumental enclavada en un «tiempo vacío» que cobra forma en el reposo del protagonista debido a que una de sus piernas está escayolada. Esta película no es sólo el perfecto ejemplo del estilo hichcockiano con relación a este tema, sino también, entre otros, al relevante aspecto de la relación entre personajes y decorado.

El detalle impuesto por el «mago del suspense», para que el mundo callejero sea apenas entrevisto a través de un pequeño espacio que se abre entre dos bloques de edificios, favorece la creación del mundo interior que habita en el personaje encarnado por J Stewart y por extensión en el espectador.

El plano que da inicio a «La ventana indiscreta» es ya de por sí toda una declaración de intenciones, ya que, en compañía de los títulos de crédito, la cámara enfoca directamente a una ventana que va abriendo sucesivamente sus persianas. De esta manera, el cineasta invita a la concurrencia a ser partícipe de su juego voyeurista y alza simbólicamente un telón. El cine es una ventana que se abre a todo tipo de mundos y en la que el cuadro que constituyen los límites de la pantalla parecen adquirir para el espectador-voyeur el perfecto escondite desde donde es posible vigilar y comprobar las debilidades ajenas. Es la quinta esencia de la vanidad sintomática que padece todo buen voyeur. Ante nuestros ojos, el maquiavélico Hitchcock colocó un mosaico humano en perfecta sintonía con la rutina cotidiana de una ciudad cualquiera que oculta sus pequeñas alegrías, tristezas y secretos tras muros de ladrillo y ventanas indiscretas a través de las cuales se escabullen nuestros anhelos más ocultos.

Siguiendo estas pautas, el técnico infográfico y animador Jeff Desom ha dado rienda suelta a su cinefilia utilizando las ventajas del photoshop y diversos programas como el After Aefects para recrear un paseo por el iconográfico patio vecinal que Alfred Hitchcock construyó en «La ventana indiscreta». El resultado es un time lapse falso que recrea un día observado a través de la ventana de James Stewart acompañado por la música de la «Danza húngara nº 5», de Brahms. Un espectacular juego visual creado con gusto cinéfilo y al detalle.

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