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Raimundo Fitero

Buenos trucos

Unas elecciones en la República francesa se convierten en un estímulo para la añoranza de tiempos en los que los ciudadanos creían que con su voto podían cambiar la marcha de la historia. Son trucos mediáticos, trucos políticos, trucos con los enfoques. Y de todos los trucos, el truco de la estadística, de los porcentajes, de los análisis post, que entran en una columna de humo o en un torbellino de residuos tóxicos. De todas las cosas que ha dicho el padre del último hijo de Sandra Bruni, lo que más me llegó al corazón es su confesión de no haber sabido ver la importancia representativa del cargo que logró. Ser Presidente, necesita de otras actitudes, de otra forma de interiorizar de manera asimilable, su propio poder. En su acto de contrición más absoluto declara: «Actuaba como un ministro». Se recuerda que Sarkozy fue ministro de la porra y eso marca, crea carácter, estigmatiza.

Una segunda vuelta en el Estado francés que se presenta como una oportunidad. Quizás una constatación de que el voto es una suerte de objeto arrojadizo. Que gane un representante del partido socialista francés, con un perfil más que bajo, después del espectáculo dado por el que iba para candidato desde el FMI, es una de esas paradojas en las que la imagen de sumisión del presidente francés a la madrastra alemana le ha hecho caer de manera fulgurante.

Lo que viene a manifestarse de manera muy sencilla: la crisis, el señor Mercado y sus primas van contra los gobiernos en activo, que van perdiendo de manera contumaz cada elección, incluida la señora Merkel.

Pero el truco real es el de la entrega del premio Cervantes, donde ni el que lo da, ni el que lo toma, es el titular, sino el suplente. El premiado, un grande, Nicanor Parra, se ha cubierto del mal apretón de manos y las palabras lisonjeras de manual de un rey desnudado a escopetazos por edad y salud, y el suegro de Urdangarin, por prescripción facultativa y para ir abonando la cesión de la corona a un príncipe con periodista a su vera. La historia atrapada en un bucle de recesiones mostrada como un simulacro. Un acto cultural institucional convertido en una representación televisada.

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