Patxi Zabaleta (III) Pruebas de cargo de la conquista de Navarra. Segundo testigo de cargo
Luis Correa, biógrafo del duque de Alba
El primero, que utiliza la denominación “Conquista de Navarra”, es un historiador castellano y castellanófilo llamado Luis Correa. Fue testigo personal de la conquista, porque vino acompañando a las tropas conquistadoras del duque de Alba. Es, pues, un testigo de cargo de la parte de los conquistadores, es decir, de Castilla.
El libro de Luis Correa, titulado, como se ha dicho, “La Conquista de Navarra por el duque de Alba” (sic) fue publicado ya en 1513 en Salamanca. Afortunadamente, la temprana publicación de este libro originó que aún no se hubiesen urdido todas las patrañas propagandísticas que luego se fueron urdiendo a lo largo de los años siguientes.
Luis Correa ejercía de biógrafo –y panegirista– del duque de Alba, Don Fadrique Álvarez de Toledo, y el objeto de su libro fue precisamente el de ensalzar las hazañas realizadas por dicho duque. Presenta al duque de Alba no solo como un militar victorioso, sino también dotado de virtudes y condiciones oratorias, cuando se dirige a los habitantes de Iruñea o de Donibane Garazi, que también conquistó.
El libro de Correa gozó de gran prestigio y fue incluso traducido al latín en su propio tiempo, por nada menos que Antonio de Nebrija, autor de la famosa Gramática, bajo el título “De Bello Navarriense”, es decir, “Acerca de la guerra de navarra”. También Menéndez Pelayo y el pensamiento conservador españolista han ensalzado la figura de Luis Correa hasta la exageración.
Conecta, además, el título y el contenido de este famoso libro de Correa con las ideas –y las frases– del sector de pensamiento más tradicional y cavernícola de Iberia. El propio Correa utiliza la argumentación de la falsaria obstrucción navarra de facilitar el paso a Francia del Ejército castellano (que luego no pasó). Nebrija, el famoso gramático y traductor de Correa, recurre en su justificación de la conquista a los designios de la Providencia Divina, igual que su mentor Cervantes.
El precedente de Luis Correa no quedó en el siglo XVI; el “Diario de Navarra” zanjó su polémica sobre la conquista con “La Voz de Navarra”, en tiempos de la República y cuando ya no le quedaban otros argumentos, con la rotunda afirmación de que «si Navarra fue conquistada, bien conquistada está». En la actualidad, los españolistas de la ciudad africana de Melilla acostumbran a recordar, para sustentar la soberanía hispana de dicha ciudad de origen fenicio, que «Melilla es más española que Navarra, porque fue conquistada antes; concretamente en 1505».
La gran ventaja que tiene el testimonio y la aportación de Luis Correa es que en muchos de sus pasajes, recogidos y reproducidos por muchas y muchos historiadores, reproduce como testigo presencial las argumentaciones y vicisitudes de la propia campaña militar y de sus partícipes. Fue testigo de la conquista, además de su redactor.
Así, por ejemplo, relata la negociación de los días previos a la capitulación de Iruñea-Pamplona cuando el duque de Alba tenía militarmente cercada la capital de Vasconia y cuando ya habían huido de ella los reyes Juan y Catalina. Cuenta cómo Fadrique de Toledo, el duque de Alba y Gran Capitán, negoció la capitulación directamente con los emisarios de la ciudad, a quienes advirtió explícitamente que no pusieran condiciones, porque «poner condiciones es prerrogativa de los vencedores y los navarros son los vencidos». Boissonade, en su obra sobre la conquista, reproduce y analiza esta visión militar del duque conquistador, que además presumía de ello.
Luis Correa, por lo tanto, es testigo de cargo de la conquista; incontrovertible, aunque fuese del bando conquistador. Su libro es inmediato y responde a la batalla militar, no a las «justificaciones políticas» de la incorporación inventadas más tarde.