El régimen de Bahrein se mantiene inflexible tras las movilizaciones de la oposición durante el Gran Premio de Fórmula, con las que quiso llamar la atención sobre la demanda de reformas. Por el contrario, la monarquía bahreiní ha presentado la carrera como «una muestra de confianza internacional», según el Consejo de ministros.

La represión de las manifestaciones dejó al menos un muerto entre los opositores, mientras las autoridades impidieron a los periodistas acercarse a las protestas.

Ayer, los incidentes se volvieron a reproducir durante el funeral del fallecido, en el que participaron unas 15.000 personas. La autopsia ha determinado que falleció por las heridas de perdigones que había sufrido en el pecho y el abdomen.