El secretario de Política de Empleo, Oihan Ostolaza, el secretario de Salud Laboral, Ibon Zubiela, y la responsable de Salud Laboral en Araba, Aitziber Osa, abogaron «por la construcción de un modelo propio para garantizar nuestra salud» y llamaron«a presionar, para que las empresas no apliquen las reformas que desde Madrid se imponen». Anticiparon que impulsarán «iniciativas dirigidas a impedir la aplicación de las medidas que atacan a nuestra salud, como recoge esa reforma, especialmente a imposibilitar o restringir las competencias de las mutuas y el despido por absentismo».

Ante la conmemoración del 28 de Abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, LAB sostiene que en esta edición «la brutal reforma laboral, que supone una agresión a los derechos de la clase trabajadora, será una nueva vuelta de tuerca en el deterioro de la salud de la clase trabajadora vasca». A juicio de los tres representantes de LAB, es «una nueva ofensiva contra la seguridad y la salud, e implica retroceder en nuestra calidad de vida y de salud, situación que es totalmente inaceptable».

Destacaron tres agresiones que recoge la reforma del Gobierno español del PP. La más importante, según explicó Ostolaza, son «las medidas que facilitan el despido, generalizan la precariedad y el miedo al poder empresarial absoluto». Todas ellas «afectan de forma directa y gravemente a la salud de quien lo padece, porque produce también un empeoramiento en las condiciones de trabajo y de salud de las personas». Entre quienes pierden el empleo, «aparecen los síntomas de ansiedad, depresión, insomnio, alteraciones nerviosas y un aumento de la prescripción de sicofármacos». En este sentido, Zubiela añadió que «el menor poder adquisitivo fomenta hábitos alimentarios poco saludables, aumento de problemas del aparato digestivo y de adicciones, irritabilidad, problemas de la piel y circulatorios que pueden acarrear enfermedades cardiovasculares e infartos de miocardio y hasta un aumento demostrado de los suicidios». Mientras que Osa incidió en que el temor a la pérdida del empleo «provoca igualmente fuertes perjuicios para la salud física y síquica, que no se reconocen como daños de origen laboral».

Los representantes de LAB rechazaron las medidas de control «del absentismo, que se materializan en posibilidad de despido por causas objetivas de faltas al trabajo aún estando justificadas, de un 20% en dos meses consecutivos o de un 25% en cuatro meses alternos». Esa realidad que refleja la reforma laboral «va a suponer la reducción del número de bajas, pero no de enfermedades» y, por lo tanto, trabajar en condiciones de no salud «podría generar más accidentes de trabajo», precisó Ibon Zubiela.

Un tercer elemento negativo es que se va a dotar a las mutuas con nuevas capacidades «para la gestión más eficaz de la incapacidad temporal». Lo que supondrá que tendrán más competencias en las enfermedades comunes, «lo que va en perjuicio de la clase trabajadora». En este caso, LAB constató «las malas prácticas de las mismas en relación a las enfermedades profesionales negando el origen laboral del daño, dando altas tempranas, ocultando accidentes con baja y otras irregularidades».

LAB remarcó la necesidad de construir un Marco vasco de Relaciones Laborales y de Protección Social «porque es la única manera de protegernos ante todas estas agresiones».