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Final del Parejas

Xala, Año I de la nueva era

El de Lekuine afronta el asalto a su cuarto título del Parejas tras su primer año vestido de colorado por una txapela muy especial. No obstante, entiende que «la gente me critica igual, se olvidan rápido».

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Jon ORMAZABAL

A pesar de que, junto a Titín, sea el pelotari en activo con más txapelas del Parejas, la carrera profesional de Xala está irremediablemente marcada por la memorable final-y todo lo que la rodeó- del Manomanista del pasado 3 de julio. En el mismo vestuario del Bizkaia donde expulsó «casi toda» la rabia contenida tras el pulso ganado a las empresas y calarse una txapela con alma, el de Lekuine analiza para GARA sus sensaciones en su primer año vestido de rojo.

De momento, el de Lekuine dice no sentir ese peso que algunos le otorgan al colorado, «igual pesará más cuando empiece el mano a mano. Ahí has ganado esa camiseta y ahí la puedes perder, su valor está en ese campeonato», y tampoco cree que su vida haya cambiado tras una txapela que caló en el gran público. Pero es que el delantero lapurtarra es consciente de lo efímero de los éxitos, más aún en estos días de productos de usar y tirar. «Para mí mismo es una gran satisfacción ganar una txapela como esa, pero no creo que haya cambiado mucho. Creo que la gente te critica igual-igual, la gente olvida muy rápido. Sabemos que en deporte, por mucho que hayas ganado una txapela, hay que seguir e ir a tope. Jugamos la final del Parejas y pienso en eso, en ganar la txapela. Luego ya tendré tiempo de intentar guardar esta camiseta», agregó Xala.

Su lucha, su pulso con las empresas y sus lágrimas al reclamar una plaza en la final que le correspondía calaron en la gente, pero el lapurtarra dice no haber tenido la oportunidad de sentir ese calor. «No sé. Hay que decir que no veo a mucha gente. En Iparralde, cuando estoy en casa y voy al gimnasio, hay poca gente que sabe que juego a pelota. Aquí -por la Euskal Herria peninsular- estoy poco tiempo, juego, me ducho y voy para casa. Desde entonces no he hecho juerga por aquí y no sé cómo está la gente. Veo poca gente, me gusta más estar tranquilo, ir a pescar y estar solo. Sí que hay algunas personas que todavía me hablan de esa final, pero eso ya ha pasado».

Rabia

Y es que, aquella final fue inolvidable y, sobre todo, hay muchos que recuerdan que nunca habían visto a un Xala, al que siempre se describe como frío, tan gesticulante. «Sí que tenía mucha rabia pero también hubo cosas que me salieron ese día, que es muy difícil que te salgan en un partido con tanta presión, quizá por ello haces más gestos. Pero creo que todavía me queda algo del año anterior y a ver si sale en la final».

Eso sí, prefiere una final tranquila como esta, es decir, no necesita estímulos especiales, para motivarse de cara al partido del domingo. «No, ya me vale, hay mucha gente que me pincha. Ya estoy bastante motivado para esta final», señaló el pelotari de Aspe con una sonrisa en la boca.

Pero al margen de sensaciones, de lo que no hay duda es de que, en los últimos dos años, ha logrado una regularidad y un nivel de juego extraordinarios, en los que ha alcanzado las dos últimas finales del Manomanista y las tres últimas del Parejas, con un título en cada una.

«Hace dos o tres años que estoy bien, en los momentos claves el cuerpo me responde, tengo más fuerza y físicamente me siento más duro. Probablemente será por el trabajo que hago con Justo Lillo, que estoy muy muy a gusto con él. Pero para mí también es algo de la edad, yo eso lo he sentido, pasando los 30 años me he sentido más fuerte y con más experiencia».

Es decir, que Xala achaca gran parte de sus éxitos de la actualidad a haber alcanzado un estado de madurez. «Quizá a mí me ha venido más tarde, porque entre los 15 y los 20 años nunca jugué en pared izquierda. También hay un poco de eso, cuando empiezas con 20 años te faltan esos 4 o 5 años en los que otros pelotaris han podido jugar grandes torneos de aficionados. Igual por eso también me siento ahora con más experiencia y más a gusto», argumentó.

Eso sí, con un calendario tan extenso y sin apenas descanso, considera normal pasar por diferentes picos de forma. «He entrenado bastante, quizá en el verano me costó un poco recuperar. Luego, en las semifinales del Cuatro y Medio estaba con menos chispa. Jugué un partido ante Titín donde dejé muchísima fuerza. Fue un partido muy duro y me costó mucho recuperarme de ese partido. Al final, la chispa se va y viene».

Su actuación en el Parejas tampoco ha sido todo lo buena que hubiera querido pero, aún y con toda esa regularidad, está a las puertas de alcanzar a Errandonea y Goñi III en el segundo escalafón del ranking de esta modalidad, a solo una txapela de Retegi II y Maiz II, los dos pelotaris con más entorchados por parejas (5). «Algunos nos dicen que hemos entrado por la puerta pequeña o por la de atrás, pero da igual por donde entrar, si entras por la venta y estás dentro... Lo que vale es salir por la puerta grande», ironizó.

Eso sí, aún tiene muy presente aquel último partido de la primera fase, disputado en el Astelena, en el que «con 20 iguales, a Oinatz Bengoetxea un gancho se le fue fuera por muy poco. «Si lo llega a meter estaríamos en casa, pero cuando sabes que has pasado tan justo, juegas más tranquilo».

«Nunca hemos jugado los dos a tope en el mismo partido, pero si siendo irregulares estamos ahí, eso quiere decir que, si jugamos bien los dos al mismo tiempo, podemos hacer una pareja muy fuerte», agregó.

En muchos de los partidos, además, se ha repetido un error que deben erradicar en la final, el de costarles entrar en el partido. «Fríos no creo que hayamos estado. Creo que nos ha costado bastante encontrar pelota adecuada para nuestra pareja. Los rivales jugaban con un tipo de pelota y cuando nos tocaba ir al cestaño, ahí nos faltaba algo de chispa, nuestra pelota para meter más arranque, sobre todo en la primera fase. En semifinales hemos jugado a más altura y, con un poco de suerte, podemos hacer un gran partido el día de la final», dijo con convicción.

Lo necesitarán, porque les han tocado unos «rivales muy duros. Titín siempre sale a tope en defensa y en ataque y seguro que lo dará todo. Y David está a tope, parece de otro planeta, tan joven y jugar así es increíble. Creo que es una gran pareja porque se compenetran muy bien, si Titín amaga, David está ahí. Tienen una relación muy fuerte y hacen una gran pareja».

De cara a una final en la que se intuye que sus rivales contarán con más apoyo de la grada, Xala valora muy positivamente el poder contar con Aitor Zubieta como botillero. «Te da mucha motivación. Tiene muchas ganas, estamos muy a gusto con él, entiende mucho y a ver si nos ayuda. Con el fui campeón del Parejas y cuando gané aquí el Manomanista también estaba a mi lado. A ver si ganamos otra vez». En caso de que eso suceda, Xala nos desveló un pequeño secreto. «Este año puede haber tres txapeldunes».

Cariño del público

«En Iparralde, cuando estoy en casa y voy al gimnasio, hay poca gente que sabe que juego a pelota. Aquí -por la Euskal Herria peninsular- estoy poco tiempo, juego, me ducho y voy para casa. Desde entonces no he hecho juerga por aquí y no sé cómo está la gente».

regularidad

«En los momentos claves el cuerpo me responde, tengo más fuerza y me siento más duro. Mucho es por el trabajo que hago con Justo Lillo, pero para mí también es algo de la edad. Cuando he pasado los 30 me he sentido más fuerte y con más experiencia, es algo que he notado».

Parejas irregular

«Algunos nos dicen que hemos entrado por la puerta pequeña, o por la de atrás pero da igual por donde entrar, si entras por la ventana y estás dentro... Lo que vale es salir por la puerta grande».

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