Se acerca el final de temporada y con ello la necesidad de hacer un pequeño balance de lo que nos ha deparado el primer año (esperemos que haya alguno más) de Marcelo Bielsa al frente del Athletic. Y aunque es cierto que falta un mes de competición y que nos lo jugamos todo en el mismo, no sería justo hacer depender la valoración de lo que pueda suceder en los, esperemos, siete partidos que puedan faltar. Es obvio que los resultados marcan en todo deporte y más en el mundo del fútbol, pero lo bueno que podamos conseguir a partir de ahora sería poner una guinda histórica a una temporada que ya de por si hay que considerarla como muy buena por diferentes factores.

Si hay que poner un pero a la misma sería la sangría económica que nos ha supuesto la buena evolución del equipo, que ha hecho que su marcha haya sido directamente proporcional a las telarañas que han aparecido en nuestros bolsillos. Entre entradas y algún que otro viajecito seguir la trayectoria de los leones ha sido más oneroso que cazar elefantes (y esto también sale de nuestros bolsillos) y todavía, si las cosas salen bien, lo que te rondaré morena. Vamos que este equipo es una AUTÉNTICA RUINA.

En el ámbito estrictamente deportivo este equipo deberá todavía madurar en el aspecto anímico y me estoy refiriendo tanto a saber cerrar los partidos, como a la influencia que tiene en su rendimiento la saturación de partidos, que creo que les influye más en el aspecto mental que en el físico. En otros aspectos del juego hay margen de mejora y no dudo que con los rectores técnicos del Athletic se evolucionará seguro.

Cambiando de tercio, no quisiera dejar tampoco a un lado una parte importante de este equipo como es el de su gran afición. Es cierto que somos una afición fiel y animosa, lo es, pero nosotros también debemos, como lo hacemos con otros, exigirnos igualmente alcanzar ese margen de mejora.

Hace cinco lustros acudí al antiguo Jose Alvalade y me sorprendió enormemente su afición. El jueves pasado tuve la fortuna de acudir a la versión moderna de dicho campo y me volvió a causar una muy grata impresión. No sería malo dejar de mirarnos el ombligo con lo de la mejor afición del mundo y también superarnos nosotros. El que este equipo siga siendo una autentica ruina (llámese Bucarest) depende en parte muy importante de nosotros y mañana debemos doctorarnos con matricula Cum Laude.

No quisiera terminar sin expresar mi opinión sobre las consecuencias de la brutal e irracional actuación policial tras el partido del Schalke 04 contra la afición rojiblanca. Y si todos los estamentos del club tenemos margen de mejora, los dirigentes también.

Opino que hubo una gran falta de cintura y agilidad para coger, como se dice, el toro por los cuernos, y se reaccionó cuando menos de manera tardía. Esperemos que los responsables del club hayan aprendido de la triste experiencia vivida, y esperemos también que no tengan la opción de mostrar sus aprendizajes, por que debemos esperar, y exigir, que lo vivido no se vuelva a repetir. Iñigo gogoan zaitugu.