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Patxi Zableta | (V) Pruebas de cargo de la conquista de Navarra. Cuarto testigo de cargo

Bernart Etxepare

El autor del primer libro publicado en euskara, “Primitiae Linguae Vasconum” era un ciudadano navarro, que en la guerra de 1512 a 1531 tomó partido precisamente a favor del conquistador e invasor Fernando el Católico. Fue por tanto del partido de los Beaumonteses. Se trata también, aunque pueda resultar paradógico, de un testigo de cargo del bando de los invasores.

En 1512 las tropas del duque de Alba se apoderaron de toda Navarra; también de la sexta merindad. Es decir, que Donibane Garazi y las demás localidades de dicha sexta merindad de Ultrapuertos, también fueron  conquistadas en un principio. Más aún; diversas localidades de la sexta merindad fueron arrasadas y se les hizo objeto de saqueos y crímenes por parte de la soldadesca de los tercios del duque de Alba.

El hecho es que tras la conquista, los conquistadores tenían que consolidar su dominio y su poder. Para ello nombraban o forzaban el nombramiento de personas adictas en los cargos influyentes de toda índole, incluidos los cargos y puestos eclesiásticos. Uno de dichos cargos eclesiásticos era el de arcipreste y delegado episcopal en Donibane Garazi.

La importancia no solo eclesiástica, sino también social e incluso económica de tales cargos era muy grande, si se tiene en cuenta que las potestades fiscales de la iglesia –los diezmos y las primicias– eran tan importantes como las de cualquier otro poder.
 La complicación del tema era verdaderamente enrevesada, puesto que el arciprestazgo de Donibane Garazi dependía del obispado de Baiona, sede episcopal sita en territorio entonces del reino de Francia.

Es decir, que el beaumontés Bernart Etxepare era el candidato del conquistador castellano para un cargo eclesiástico como el de arcipreste de Donibane Garazi, que solo podía ser designado por el obispo de Baiona, sede episcopal sita en territorio ya entonces del reino de Francia. ¿Qué sucedió? Pues que el tercero de los «virreyes» de Navarra, Antonio Manrique de Lara, Duque de Nájera,  envió dos violentos «ultimatum» al obispo de Baiona, emplazándole con toda claridad, para que si no designaba arcipreste de Garazi a Etxepare  se atuviese a las consecuencias.

El obispo de Baiona claudicó. Bernart Etxepare fue designado arcipreste y responsable máximo de la Iglesia en Donibane Garazi. Pero la merindad de Ultrapuertos fue una y otra vez recuperada por los navarros; si Iruña había sido recuperada una vez en 1521, y si el castillo de Amaiur había sido recuperado tres veces por los navarros (1512, 1516 y 1521), Donibane Garazi fue recuperado hasta en siete ocasiones antes de que en 1531, el emperador Carlos I decidiese abandonar Ultrapuertos «por las dificultades de su defensa».

Entre aquellas vicisitudes, Bernart Etxepare fue hecho prisionero y encarcelado en la prisión de Pabe-Pau, donde se había recluido la corte de los Reyes de Navarra, que eran también señores de Bearne. Allí estuvo preso Etxepare y una de las bellísimas poesías de su famoso libro se refiere a este tiempo de reclusión, aunque sea de una forma críptica y junto con agradecimientos a los soberanos de Iparralde, que desde 1531 habían restablecido un resto de su reino compuesto por la Baja Navarra, Xuberoa y el Bearne con capital de Pabe-Pau.     

El primer libro editado en euskara tiene por lo tanto una curiosa relación con la invasión y conquista de Navarra, cuya sexta merindad también fue «teóricamente» incorporada a la corona de Castilla en 1515.

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