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75 años después, no engañan a nadie

Un día como hoy, hace 75 años, la aviación alemana escribió en Gernika uno de los episodios más terribles de la historia de Euskal Herria. El 26 de abril de 1937, la Legión Cóndor, comandada por el barón Wolfram von Richthofen y apoyada por aeronaves italianas, mostró al mundo de qué era capaz la barbarie fascista. No era la primera vez que aviones militares bombardeaban a población civil, pero la dimensión del ataque y el valor simbólico de la villa foral hicieron que el dolor por aquella tropelía fuera especialmente intenso para este pueblo. Hoy, Gernika es símbolo mundial de los horrores de la guerra y el fascismo, en parte gracias a Pablo Picasso, cuya obra maestra permanece en Madrid, y al trabajo que sobre el terreno hicieron periodistas comprometidos con la verdad, como George L. Steer, homenajeado ayer, que desmontaron la patraña franquista de que habían sido los propios vascos los causantes de aquella destrucción.

Sin embargo, 75 años después, esa sigue siendo la versión oficial en el Estado español, puesto que en este tiempo sus gobernantes han sido incapaces de reconocer lo que todo el mundo sabe. Su actitud supone una falta de respeto hacia aquellas personas que sufrieron el bombardeo y a los allegados de sus víctimas, y también al conjunto de la sociedad vasca, que aún hoy tiene que asistir a la defensa que el delegado del Gobierno español en la CAV hace de la provocación protagonizada por el Ejército en Elgeta. No cabe esperar de los mandatarios españoles la talla que sí han mostrado sus homólogos alemanes, porque a diferencia de estos, nunca han mostrado propósito de enmienda. La incalificable intervención del parlamentario del PP Antón Damborenea es el mejor ejemplo de ello.

En Gernika, el fascismo se mostró como es, igual que el Estado español con su actitud durante todos estos años. No engañan a nadie, y mucho menos a un país que quiere construir el futuro sin olvidar su pasado.

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