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Inma ESTÉVEZ Investigadora de Ikerbasque en el Departamento de Producción Animal de Neiker-Tecnalia.

La importancia del bienestar animal en la cadena de la productividad

La investigadora Inma Estévez (Donostia, 1965) es doctora en Zoología por la Universidad de Córdoba. Investigadora de Ikerbasque desde el año 2008, cuenta con catorce años de experiencia investigadora en centros especializados de Estados Unidos, Suecia y Estado francés. También es autora de una larga lista de trabajos aparecidos en publicaciones científicas internacionales.

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Jon ADAN

La Fundación Ikerbasque, consciente de la importancia de la divulgación de todo cuanto rodea a la actividad científica e investigadora que se desarrolla en nuestro país, decidió poner en marcha la iniciativa «Desayunos científicos». Con la misma, la fundación pretende acercar a los medios de comunicación algunas de las líneas de investigación más avanzadas que se desarrollan actualmente en la CAV en diversas áreas, presentadas por los mismos investigadores que las lideran.

La primera edición de estos particulares desayunos contó con la presencia de Inma Estévez, una experta en conducta animal especializada en trabajos relacionados con un asunto de máxima actualidad, como es el del bienestar de los animales en las explotaciones ganaderas, que está siendo objeto de regulación en diversos estados y en el conjunto de la Unión Europea. Actualmente, Estévez está al frente del grupo de «Comportamiento y bienestar» del Departamento de Producción Animal de Neiker-Tecnalia.

En esta línea de investigación, que cuenta con financiación europea y estatal, así como del sector avícola vasco, se trabaja para identificar nuevas formas de manejo y de diseños medio ambientales que promuevan el bienestar animal, al tiempo que se optimiza la productividad del sistema.

«Se trata de conocer el comportamiento de los animales. Intentamos analizarlo para después mejorar su vida e intentar resolver los problemas que les vayan ocurriendo. Un sistema que mide una serie de parámetros que permite evaluar una granja en su totalidad. En definitiva, una herramienta para mejorar el bienestar y también la gestión de los animales, que sirva de utilidad para ganaderos, legisladores y consumidores», explica Estévez.

En estos momentos, la doctora donostiarra trabaja principalmente en dos proyectos científicos. El primero es «Modelay», que tiene como objetivo analizar las repercusiones de factores tales como las variaciones en el tamaño del grupo y apariencia fenotípica sobre el bienestar, salud y productividad de gallinas de puesta mantenidas en sistemas de producción de acuerdo a la directiva europea.

Dinámica social

Para ello se propone realizar una batería de experimentos, organizados en las tres fases en los que progresivamente se manipulará el número de aves por grupo y el grado de diversidad fenotípica, que se alterarían mediante la manipulación artificial del aspecto de los animales. Todo ello permitirá obtener una información sólida sobre dinámica social para poder desarrollar estrategias de manejo que permitan el control de comportamientos indeseados como las picaduras entre los animales o el canibalismo contribuyendo a la mejora del bienestar de los animales y a reducir los costes de producción.

«En este proyecto trataremos de obtener el tamaño de grupo ideal para las gallinas de puesta. Para ello analizaremos los comportamientos de las gallinas en diferentes grupos, para ver que sucede con la dinámica social, si hay un aumento de conflicto social y cómo afecta todo esto a la productividad», comenta detalladamente la investigadora.

«Por otro lado, investigaremos la apariencia fenotípica de las gallinas. Aunque sean todas de la misma especie y todas muy parecidas, siempre hay gallinas que se quedan atrás, no producen o se quedan pequeñas. Analizaremos si esto puede ser una explicación para los problemas de picaje o canibalismo, problemas todos ellos que se dan en las gallinas de puesta», añade.

El otro proyecto en manos de la doctora Estévez, denominado «Awin (Animal Welfare Indicators)» tiene como objetivo fundamental diseñar protocolos de evaluación del bienestar de ovejas, cabras, caballos, burros y pavos, con especial énfasis en determinar los posibles indicadores de dolor en estas especies. Este trabajo pretende determinar en qué medida el estrés durante la gestación y la aplicación de diferentes sistemas de manejo pueden afectar a la «programación prenatal» de las crías.

En cuanto a determinar el grado de dolor de los animales durante las diferentes fases de producción y cría, se intentará desarrollar y perfeccionar protocolos no invasivos para evaluar el dolor, incluyendo los efectos de procesos como las mastitis o las cojeras. Tarea que no resulta sencilla, ya que muchos de estos animales han desarrollado una gran capacidad para ocultarlo a lo largo de su historia evolutiva. De ahí la necesidad de contar con un protocolo científico que detecte a tiempo el dolor.

El espacio físico

La calidad del espacio físico asignado a cada animal dentro de una granja va a ser otro de los ejes del estudio de los investigadores, con trabajos específicos que serán desarrollados en Neiker, ya que la densidad de animales por unidad de superficie disponible determina de forma decisiva su bienestar. Un objetivo clave de este proyecto internacional es establecer un centro mundial de investigación y educación en bienestar animal. Será un centro virtual en Internet que reunirá los conocimientos existentes en la materia, y que se pondrá a disposición de estudiantes, investigadores, legisladores, ganaderos y consumidores. En el proyecto «Awin», junto a Neiker-Tecnalia, participan instituciones de Escocia, Noruega, Italia, Portugal, Inglaterra, República Checa, Alemania, EEUU y Brasil.

Máxima seguridad

La cuestión del bienestar animal en las explotaciones ganaderas es un tema de máxima actualidad, que es objeto de regulación en la Unión Europea y que se engloba dentro de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). En este sentido, Inma Estévez explicó las medidas más destacables que se han adoptado estos últimos años.

En el año 1999, la entrada de las jaulas enriquecidas para las gallinas de puesta supuso una revolución. «En las jaulas antiguas entraban cinco gallinas y no tenían apenas espacio para moverse. Hoy en día, con las jaulas enriquecidas, cada animal tiene su espacio, con un mínimo de 750 cm2 por gallina, cuentan un alojamiento confortable, con un nidal y una percha para su descanso». En renovar instalaciones y poner las jaulas enriquecidas, en Bizkaia se han invertido 2,5 millones de euros.

En cuanto a los pollitos broilers, Estévez comenta un estudio realizado por Ikerbasque en el año 2008, en el que separaron a los broilers en compartimientos pero sin cubrirlos. «A diferencia de las jaulas enriquecidas, se trató de una medida muy simple y de muy bajo coste, con la que aumentamos la producción de pollitos en un 3%» .

La doctora también hizo referencia a las nuevas tecnologías y aseguró que estas han conseguido animales mucho más resistentes. «En los años 60 para criar un pollito broiler se necesitaban doce semanas; ahora, en cambio, poco más de un mes». Además, muchísimas vacunas se han ido desarrollando para mejorar la sanidad animal, disminuyendo de manera considerable la tasa de mortalidad en granjas.

Pese a esas medidas de seguridad que se están aplicando en el sector y a los grandes avances de los últimos años, según Estévez la clave para conseguir una buena producción de calidad sigue siendo la actitud del granjero frente a los animales: «Esa atención y trato que cada granjero presta a sus animales, cómo socializa con ellos, es muy importante. El factor humano es clave y por este detalle se aprecia un grado de variación muy grande entre la producción de una granja y otra».

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