Joxerra Melguizo fue responsable, junto a su hermano Emilio y Carmen López Castillo ,del espacio de arte independiente CM2, un proyecto que a principios de la década de los noventa resultó fundamental para la revitalización de la escena artística alavesa. Desde entonces su trabajo, de raíz escultórica, ha pasado por diferentes etapas; desde el tratamiento expresivo y simbólico de los materiales hasta la fotografía, texto, sonido o la acción, siempre con la naturaleza como tema de fondo. Melguizo, que ha expuesto en ferias como Arco, Art Forum Berlín, Arte Lisboa o Dfoto y que ha mostrado su trabajo en la Biennale d'Art Contemporain d'Aix-en-Provence, en La Casa Encendida de Madrid o en Artium de Gasteiz, entre otros, expone ahora en Valencia.

Su propuesta «Noraezean» para la galería valenciana Visor de revisa, y en cierto modo condensa, su trabajo de los últimos cuatro años. ¿Cuál ha sido la fórmula, cómo ha sido el proceso?

«Noraezean» es el título del vídeo y, por extensión, de la exposición. Llevaba los últimos diez años grabando y documentando materiales diferentes, desde una serie de acciones trabajando en el taller hasta grabaciones en espacios naturales, andando por una línea fronteriza, «envolviendo» un bosque, etc. Toda esta documentación no tenía, digamos, un fin concreto, había una necesidad de guardar el proceso de trabajo. Fue hablando con Mira Bernabeu, co-director de Espai Visor, donde surgió la posibilidad de dar forma a todo este material. Algunos tienen una duración de apenas cuatro segundos y funcionan como un flash, otros pueden llegar a dos minutos; el resultado es un vídeo de cuarenta y siete minutos.

¿En qué medida el vídeo le ha sido útil? ¿Le ha abierto nuevas posibilidades creativas?

En la última exposición, «Auctòritas» que realicé en Trayecto Galería, había una pieza que reflexionaba sobre la idea de obra en proceso. Me interesa el propio proceso de trabajo como discurso. Llevo unos años con la idea de taller como laboratorio, laboratorio como espacio donde se «juega» a la «prueba-error». Ese «error» o «fracaso», que creo necesario para el arte, es lo que me lleva a mostrar el proceso llevado a cabo y, en esta ocasión, lo que se muestra es el «documento» de trabajo de laboratorio. La idea de laboratorio más que de taller también tiene que ver con el título. Incide en ese no saber a dónde vas a llegar; es decir, no interesa tanto el lugar de llegada como el recorrido. No me interesa subir a la montaña, a la cumbre, como deambular, vagar, errar por el bosque. En esta ocasión, y te contesto a la pregunta, quizás el vídeo me ha sido más útil que otro formato, me ha servido para crear una narrativa. Aunque en otras ocasiones ya había trabajado con ese formato, ahora es diferente; todo el peso de la exposición se lo lleva el vídeo.

El paisaje ha sido siempre un referente en su obra. ¿Cómo aborda un tema tan universal, pero que cada vez está más unido a la circunstancia local?

Efectivamente, más concretamente un tipo de paisaje (que, en parte, tiene más que ver con lo local) de bosque y de montaña. Pero, de todas formas, esta utilización no es más que una excusa para tratar temas que tienen que ver, desde la Historia del Arte el cómo se mira un paisaje, desde lo político las marcas fronterizas, las líneas de acotación... hasta lo puramente autobiográfico: el taller. El paisaje se confiere en texto, en espacio autobiográfico, más que en espacio físico. Me interesa la idea de paisaje como construcción cultural, estética y política.

¿En este sentido, su propuesta es una forma de sensibilización política, de reivindicación de lo diferencial?

Una vez escuché que el artista tiene que ser pedagógico, pero no su obra. Con el llamado arte «político» pasa que en muchas ocasiones me deja de interesar. Yo intento ser más sutil, más irónico, incluso burlesco en ocasiones. Por ejemplo, en el vídeo aparecen escenas en las que estoy sobre una línea fronteriza saltando; adelante, atrás, adelante, atrás... o en otra ocasión escojo una zona fronteriza en Pirineos, una cresta, que es línea divisoria y la recorro literalmente mientras que voy recitando palabras. Estas acciones están enmarcadas dentro de un discurso y tienen cierta connotación política, pero intento quitarle peso con la ironía de la acción. Creo que es necesario que nos quitemos lastres de encima.

¿Puede la práctica artística jugar algún papel en las políticas medioambientales? ¿Hasta qué punto el arte unido a la idea de naturaleza puede tener un compromiso ecológico?

Como te comentaba antes no me gusta el arte que va dirigido, ya sea con temas de racismo, de defensa de la mujer, ecológico... Creo que se convierte en arte panfletario. Para mí la obra tiene que respirar y dejar respirar, no puede estar dirigiéndote el pensamiento. Necesito que me lance preguntas.

En «Saber estar», realizó una peregrinaje por los «templos del arte contemporáneo» haciéndose fotografiar encapuchado delante de estos equipamientos culturales. ¿Es posible hoy la crítica institucional desde la práctica artística?

Si «Noaezean» lo he definido como «andar sin rumbo», «Saber estar» fue una especie de «tour del arte» que llevé a cabo entre 2000 y 2003. Esta pieza habla de la necesaria presencia del artista para ser, de la necesidad de figurar en esta «cultura de la presencia» tan habitual en la esfera del arte o en cierta esfera del arte. ¿Si no estás, no eres? De ahí la figura del artista encapuchado, que está ahí, causando un interrogante y a la vez generando «violencia». Pero a su vez, aparece delante de espacios «generadores de violencia», en cuanto a que son lugares donde se instauran sistemas de exclusión e inclusión, que generan y ejercen formas de poder. Por supuesto que soy consciente de que la crítica a la institución es engullida por la propia institución, pero como te decía antes con respecto a otros conceptos, creo que la institución es otro lastre más que deberíamos quitarnos de encima. Pensamos demasiado en ella y en muchas ocasiones condiciona en exceso la obra. En el margen o en el centro, en los grandes museos o en las pequeñas galerías, en las paredes de las ciudades o en los fanzines, una pregunta es siempre una pregunta.