CRíTICA: «The Wish Fish»
Campaña a favor del consumo infantil de pescado
El mayor enemigo de la alimentación infantil es la bollería industrial, por lo que es muy difícil conseguir hábitos en la mesa que dejen fuera a los productos que contienen adictivos. Y ahí entran las carnes, las verduras, las legumbres, los cereales, las frutas y, cómo no, el pescado. En eso hay mucha falsedad y no pocos intereres, puesto que los mismos cocineros que nos hablan de las virtudes del pescado fresco son los que luego anuncian marcas de congelado. A lo que voy es que los adultos no tienen derecho a sermonear a los menores, cuando ellos no son ningún ejemplo de conducta a la hora de comer sano.
«The Wish Fish» es como un gran spot publicitario de una campaña del FROM que invita al consumo infantil de pescado, mientras que la propaganda de la K del euskolabel aparece a un nivel más subliminal. No comulgo con este tipo de campañas oficiales y menos aún cuando van dirigidas a los más pequeños. De la moraleja del cuento se ha pasado a mensajes para la creación de potenciales consumidores desde la más tierna infancia. Una cosa es que los padres llenen los platos de sus hijos con aquello que consideren más beneficioso para su salud y otra bien distinta que, desde una pantalla, se les diga lo que deben y no deben comer. Opino que resulta muy cínico aleccionar al público infantil sobre lo malas que son las chucherías, cuando en el mismo cine en que se proyecta la película se venden palomitas, gominolas y demás sustancias químicas que aportan más ingresos que la propia entrada.
El niño protagonista de «The Wish Fish» devora unas chuches que se llaman megachitos, hasta que descubre las propiedades mágicas del pez de los deseos. El tal Opil responde a la caricatura negativa de un niño de hoy en día y el que se convierta en un héroe que salva a la humanidad de la enésima invasión extraterrestre no le hace mejor, al contrario de lo que pretende simular el tópico guión. Ya son también ganas de competir con la gran flota de Hollywood en las aguas que llevan explotando tanto tiempo, y donde hay pocas ideas frescas que capturar, aunque Popeye cambie de nombre.
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