La Ertzaintza detiene a un joven de Sestao acusado de incendiar un cajero automático
GARA | BILBO
El vecino de Sestao de 36 años, Rubén Navarro, fue detenido en la madrugada de ayer en el Hospital de Cruces, en Barakaldo, a donde se habría dirigido, según la versión difundida por el Departamento de Interior del Gobierno de Gasteiz, tras dar fuego al cajero automático de una entidad bancaria de Sestao.
El arrestado permanece ingresado en la Unidad de Quemados de este centro hospitalario con quemaduras de carácter grave en un 20% de su cuerpo, fundamentalmente en piernas y brazos, según informó Interior recordando que permanece en situación de incomunicado.
Según la versión oficial, minutos antes de las cuatro de la madrugada, «un particular» alertó del incendio de un cajero automático exterior de una entidad bancaria ubicada en la calle José Antonio Agirre.
Varios agentes de la Policía autonómica y también de la guardia local se desplazaron a la zona y sofocaron con extintores el fuego, que provocó que el cajero quedara totalmente calcinado y la fachada del edificio resultara ennegrecida. Interior mantiene que, tras localizar en el lugar de los hechos un bidón con líquido inflamable, agentes de la Ertzaintza comenzaron «las diligencias pertinentes» para identificar a los autores.
Posteriormente, según el atestado, el supuesto autor del incendio ingresó con quemaduras graves en piernas y brazos en el Hospital de Cruces. En ese momento procedieron a su detención acusándole de implicación en la quema del cajero.
El departamento que dirige Rodolfo Ares filtró a las pocas horas a los medios de comunicación que el presunto autor de los hechos tenía relación con anteriores episodios de kale borrokoa y que fue detenido dos veces «por participar en desórdenes públicos». También desde Interior se comunicó que «lo más probable» era que el ataque fuese un «acto de kale borroka» y que la investigación está siendo llevada por agentes de la Unidad Antiterrorista.
En relación a estos hechos, Bildu de Sestao hizo público una nota en el que califica los mismos de «trágicos» y señala que podrían estar relacionados con la «situación de rabia e impotencia» de personas que viven situaciones económicas dramáticas que les pueden llevar a «acciones desesperadas». Exige la retirada de la incomunicación del herido y su pronta recuperación.