Los trabajadores de Tubos Reunidos se concentraron ante el Museo Guggenheim, donde se celebró ayer la junta de accionistas de la compañía, que preside Pedro Abásolo, para exigir que «la dirección dé marcha atrás en su posición de prepotencia y cerrazón en la negociación del convenio, dado que ha presentado una plataforma regresiva y lesiva para los derechos de los trabajadores. Ha esperado hasta que esté aprobada la reforma para iniciar la negociación», según denunciaron Paco Rama y Ricardo Sierra, secretario y presidente del comité de empresa respectivamente.

A la vez que los trabajadores reclaman en su cuarta jornada de huelga que no se les aplique la flexibilidad laboral y funcional, ni un sistema de incremento de salarios ligados a beneficios, «que nunca ha sido así en este grupo tubero», en el Museo Guggenheim la companía recordó a los accionistas que 2012 ha comenzado mejor que en 2011 y que las perspectivas son positivas, aunque la incertidumbre macroeconómica sigue pesando en las predicciones.

En el primer trimestre de 2012, Tubos Reunidos ha logrado un beneficio neto de 8,1 millones, un 12% por encima del mismo periodo de 2011. Cerró con una facturación de 120,1 millones frente a los 117,3 millones de marzo de 2011.

En una comparecencia pública previa ante los medios de comunicación, Pedro Abásolo recordó que el grupo terminó 2011 con un beneficio neto de 24,4 millones y anunció una inversión de 150 millones para los próximos cuatro años para mejorar en competitividad.

En relación a la negociación del convenio colectivo y a los paros convocados por el comité, el presidente de Tubos Reunidos expresó que son «un referente a nivel salarial y en derechos sociales», pero justificó la posición inflexible en la competencia existente. «Si tú compites en el mercado internacional, tienes que aceptar las reglas del mercado internacional, si tú no eres competitivo en el mercado internacional porque en España no hay mercado, desapareces», insistió. Advirtió que la dirección «no puede ser irresponsable adoptando acuerdos que pongan en riesgo el futuro de la compañía».

Sin embargo, los trabajadores de Tubos Reunidos y el comité rechazan ese planteamiento y aseguran que «no es cierto que por mantener unas condiciones dignas, como lo hemos hecho hasta la fecha, la empresa tenga el futuro complicado». Recordaron que «mientras nos niegan las subidas salariales en base a la inflación y nos quieren aplicar recortes, aumentar la flexibilidad, introducir la ultraactividad en el convenio y el descuelgue del mismo, ellos ahí dentro (por el salón de actos del Guggenheim) se incrementan en un 150% el reparto de dividendos y la alta dirección, cinco personas, se han repartido 1,5 millones de euros por los buenos resultados del año pasado», expresó el secretario del comité, Paco Rama.

En cuanto a los problemas de futuro a los que hizo referencia Abásolo, el secretario del comité explicó que «difiero en lo que ha dicho, aunque lo respete, pero no puedo admitir que se ponga en peligro a Tubos Reunidos por mantener el sistema. Durante 30 años se ha regido por convenios firmados por las partes y que en este momento digan que de seguir así va a suponer la desaparición de la compañía, no es cierto». Añadió que «no estamos de acuerdo en la política de la dirección de asegurar el futuro de la compañía y lograr esa competitividad en base a reducir los sueldos de los trabajadores para ser competitivos en el mercado. Nuestro producto debe ser competitivo y el futuro está en la innovación, desarrollo e investigación, buscar productos nuevos y que tengan valor añadido».

Ante la cerrazón de la dirección, el comité se plantea aumentar las jornadas de paros, incluso anunció un paro continuado o alterno «hasta que la empresa se avenga a negociar el convenio, en los términos del articulado».