El centrista François Bayrou, que obtuvo el 9,13% de los sufragios en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, anunció ayer que «a título personal» votará por el socialdemócrata François Hollande en la segunda del domingo, aunque no dio consigna de voto a sus electores.

Hollande agradeció el respaldo de Bayrou, que recibió duras críticas de la derecha, y lo atribuyó a que este «ha preferido la unión a la división». «El candidato saliente divide y yo uno», aseguró Hollande, quien negó que el apoyo de Bayrou sea fruto de una negociación y lo consideró «un voto de independencia».

Bayrou, que en el pasado formó parte de gobiernos conservadores, justificó esta decisión por la deriva hacia la extrema derecha del presidente francés, Nicolas Sarkozy, durante la campaña electoral en la que busca la reelección. El político centrista, que cosechó 3,2 millones de votos en la primera vuelta del 22 de abril, consideró que Sarkozy «se ha lanzado en una persecución de la extrema derecha que no corresponde con los valores» de su partido, informó Efe.

«La obsesión por la inmigración, por las aduanas, pueden conducir a enfrentamientos entre los franceses», afirmó el político, que criticó también «la obsesión por las fronteras que suponen la negación del proyecto europeo que el centro y la derecha moderada han contribuido a construir».

El diputado afirmó que «la línea de Sarkozy es violenta y entra en contradicción con mis valores, los de mi corriente política y los del gaullismo».

Es la primera vez que Bayrou se pronuncia a favor de un candidato del Partido Socialista, aunque aseguró hace cinco años que no votaría a Sarkozy, sin indicar si lo haría por su oponente de entonces, Ségolène Royal.

«No puedo votar en blanco»

«No me convertiré en un hombre de izquierdas. Soy de centro y quiero seguir siéndolo», aseguró Bayrou, quien agregó, sin embargo, que «no puedo votar en blanco, porque votar en blanco supone la indecisión y ante estas circunstancias, la indecisión no se puede aceptar».

No obstante criticó su programa económico. «Es inadaptado a la situación del país y más en tiempos de crisis», aseguró Bayrou, muy crítico con los gastos que prevé el socialista, favorito de los sondeos para ganar la segunda vuelta del domingo.

Bayrou indicó que en caso de victoria, Hollande deberá «reunir a todos los hombres y mujeres del país en un Gobierno de unidad nacional», que incluya a personalidades de todo signo político, para «reconstruir el país».

«Si Hollande gana deberá reflexionar sobre la situación del país y tener en cuenta sus necesidades. Si mantiene su programa me situaré en la oposición con actitud vigilante. Haré una oposición sólida para impedir los errores que se anuncian», indicó.

El líder centrista afirmó estar al frente de un partido que reúne personalidades «de sensibilidades muy diferentes», por lo que consideró inadecuado dar una consigna de voto. De hecho, muchos de sus lugartenientes ya habían expresado su intención de votar a uno u otro candidato.

Bayrou solicitó a los dos clarificaciones sobre su programa y ambos le respondieron. Pero el centrista parece más convencido por Hollande, con quien, dijo, comparte su proyecto de «moralización de la vida política francesa», aunque no habló de otros puntos del programa de Hollande que no comparte, como la eutanasia o la legalización del matrimonio h omosexual.

Con el respaldo del centrista, aunque sea a título personal, Hollande suma para la segunda vuelta el apoyo de la mayor parte de los candidatos eliminados en primera ronda, con excepción de la ultraderechista Marine Le Pen, que afirmó que votará en blanco.

Hollande tenía ya el respaldo del izquierdista Jean-Luc Mélenchon (11,11%), de la ecologista Eva Joly (2,31%) y, de forma tácita, con el del resto de los pequeños aspirantes de izquierdas, que han llamado a derrotar a Sarkozy.