López puede decidir cómo será su adiós
Acompañado por los miembros de su Gabinete, Patxi López compareció ayer para comunicar que permanecerá al frente del Gobierno de Lakua todo el tiempo que le sea posible para intentar sacar adelante los proyectos que tiene pendientes. La intervención del lehendakari, al día siguiente de que Antonio Basagoiti diera por roto el pacto de gobernabilidad, no deparó sorpresas, puesto que no era previsible que el líder del PSE fuera a conceder a su rival una victoria política adelantando los comicios. Sin embargo, aunque el mandatario autonómico recordó, con razón, que es suya la potestad de convocar elecciones, es igualmente cierto que le va a resultar imposible seguir mucho tiempo al frente del ejecutivo si no cuenta con una mayoría estable que le respalde en el Parlamento. Y esa mayoría se la arrebató el lunes el presidente del PP.
López, que protagonizó un ejercicio de autocomplacencia al valorar los tres años de legislatura, no quiso concretar qué fecha tiene en mente para convocar las elecciones, y ante las insistentes preguntas de los periodistas, sostuvo que la sociedad vasca no necesita un rifirrafe partidista en torno a la fecha de los comicios, sino que se defiendan sus intereses. Es un argumento tramposo el que esgrimió el lehendakari, al que podría replicarse que probablemente lo que los ciudadanos y ciudadanas de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa quieren es un gobierno fuerte, capaz de tomar decisiones y que, por encima de todo, sea elegido por un Parlamento en el que todos los electores estén representados.
Es posible que al lehendakari le resulte duro admitir que su etapa al frente del Ejecutivo está agotada, pero empecinarse en retrasar lo inevitable, solo servirá para erosionar su imagen. Probablemente, cuándo marcharse y el modo de hacerlo es lo único sobre lo que López puede decidir en este momento. Está en su mano que la salida sea lo más decorosa posible; si la deja en manos de sus adversarios, el golpe será más duro.