El enviado de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, advirtió ayer del riesgo de guerra civil en Siria y del aumento de las violaciones de derechos humanos. En su intervención ante los miembros del Consejo de Seguridad, remarcó que su plan de paz no es «un compromiso sin límites, pero posiblemente sea la última oportunidad para evitar una guerra civil», e indicó que su aplicación se cumple de manera «limitada».

Reconoció, no obstante, que el uso de armamento pesado se ha reducido por parte de las fuerzas gubernamentales, pero también alertó de que estaba particularmente preocupado por la aparente intensificación de las violaciones de los derechos humanos, como torturas y detenciones masivas.

Annan defendió, igualmente, que su plan puede conducir al diálogo político entre las autoridades y la oposición, y señaló que la presencia de observadores internacionales, cuyo número asciende ya a 70 de los 300 aprobados por el Consejo de Seguridad, debe ayudar a crear las condiciones adecuadas sobre el terreno.

En el mismo sentido se pronunció el secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elaraby, para quien «el aumento de las acciones militares va a acabar por llevar al país a la guerra civil», que podría extenderse a los países vecinos.

En este contexto, consideró más necesario «el apoyo del plan de Annan a fin de garantizar el fin de los combates».

En cuanto a las elecciones legislativas del lunes, el Gobierno se felicitó por «la amplia participación popular» y «la atmósfera de democracia» en claro contraste con los observadores independientes, que la calificaron de baja. La oposición tildó la votación de «farsa», mientras que la ONU advirtió de la falta de un «marco democrático» adecuado.