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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Haciendo las maletas

Antonio Basagoiti rompió el lunes con Patxi López con el poco romántico sistema de una entrevista radiofónica, y las lágrimas han empezado a brotar, sobre todo entre los unionistas que ven cómo a su gobierno le quedan tres telediarios malcontados. Como el profesor de la UPV Pedro José Chacón Delgado, quien desde las cabeceras autóctonas de Vocento, «El Correo» y «Diario Vasco», se preguntaba: «¿De verdad que no podíamos haber aguantado unos meses más así, hasta terminar el año y luego preparar las elecciones de manera ordenada y según el calendario previsto? Esa primera persona del plural le delata. En su lloroso alegato, Chacón insiste en la pregunta: «¿No han visto ambos partidos, PP vasco y PSE, que el valor del primer Gobierno vasco constitucionalista de la historia estaba por encima de todo lo demás? ¿No han podido poner todas sus diferencias económicas y coyunturales en un segundo lugar frente al bien superior de mantener el Gobierno vasco alejado por un tiempo, solo por un tiempo, del nacionalismo?». O sea, que el bien superior era que los unionistas se aferraran al gobierno, aunque no dieran pie con bola. Vaya lección la del profesor...

Aunque luego explica por qué no quiere soltar el poder ni con agua hirviendo: «Todos sabíamos que esta legislatura era la del ahora o nunca; que un Gobierno así solo era posible porque la izquierda abertzale había hecho méritos suficientes para estar al margen de las instituciones durante un tiempo». Fíjense con qué naturalidad reconoce que han ocupado Ajuria Enea con trampas. Lo de los «méritos suficientes» tiene su guasa, pero está bien que reconozca que son una minoría.

Dicho esto, Chacón muestra su profunda decepción: «Con el final anticipado de la legislatura actual se ha tirado por la borda (...) el valor principal de este Gobierno vasco actual: su apuesta por el constitucionalismo, por una relación normal con las comunidades autónomas vecinas, con sus problemas y con sus sintonías, pero sin esa tensión permanente de un País Vasco siempre incómodo en el seno de España, siempre pugnando por la diferencia». Pues si ese es su valor principal, van a tener razón los que dicen que no vale nada. Pero la traca viene al final: «Que las urnas nos pillen confesados». Sí, es lo que pasa cuando a la gente se le deja votar. Por eso él prefiere que lo le dejen.

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