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Fermin Munarriz | Periodista

Una oportunidad

Los vascos no tenemos nada que esperar de España como no sea frustración, cárcel y ruina económica. Ella sola se basta para demostrárnoslo a diario. La sentencia del Supremo es una prueba más. Comparto el análisis de que se trata de un ataque al proceso de pacificación y normalización, un castigo a quienes pusieron los cimientos para ello y una expresión de la incapacidad para resolver los conflictos nacionales y sociales en términos democráticos y pacíficos porque sabe que ahí pierde. Pero es también un castigo por haber culminado la transformación de la izquierda abertzale convenciendo, de manera ordenada y sin rupturas, y por colocar al independentismo en el umbral de la hegemonía. Los propios jueces desvelan que Otegi y sus compañeros les resultan más peligrosos en libertad que encarcelados.

España pretende hurtarnos hombres y mujeres lúcidos cuando la sociedad vasca ha comenzado a vivir una transformación profunda en la manera de hacer las cosas y en la posibilidad de alcanzarlas: la paz que tanto deseábamos, el cambio en las formas de actuar, de reflexionar y hasta de hablar políticamente, la unidad en torno a proyectos comunes y la euforizante sensación de que esas cosas buenas ocurran en nuestras vidas. Y eso también es fruto de la clarividencia intelectual de Otegi y sus compañeros.

En Euskal Herria ha habido muchos cambios en los últimos años y ha sido no solo gracias a ellos, pero también y mucho. La sociedad vasca lo sabe y lo aplaude, incluso aunque no simpatice con sus siglas. La propuesta ha superado al movimiento (todavía ilegal) y se está convirtiendo, gracias también a la aportación de otros muchos y diferentes, en guía para una nación. Para un país.

Hasta el detalle de inhabilitar a Otegi 10 años para que no pueda competir ni electoralmente hace más pequeña y mezquina a esa España rancia y brutal que envejece a pasos de gigante. Solo demuestra pavor. Y soledad ante la perplejidad internacional.

España no tiene respuesta para los acuciantes problemas que le afectan. Su Estado se descompone. En América Latina, en la Unión Europea y en Estados Unidos lo han entendido. Y en esos ámbitos no hay espacio para la compasión sino para los intereses. La crisis estructural también puede ser una oportunidad para los vascos, que nada debemos ni nada necesitamos de España; una oportunidad para el desafío definitivo.

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