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Maika Muñoz Jiménez | Compañera de despedido de Koxka

Volveremos, y con la verdad en nuestras manos

No entiendo cómo, desde su situación como sindicalista, puede molestarle una sentencia favorable a las y los trabajadores por despido sindical

Después de leer el artículo publicado por Ana Zapata, secretaria de Acción Sindical de la Federación de Industria de CCOO de Nafarroa, en «Diario de Noticias» del miércoles 25 de abril de 2012, «Bienvenidos a Koxka, con la verdad», no puedo dejar de contar bajo estas líneas mi verdad.

Soy la compañera de uno de los 191 despedidos de Koxka, con una carga familiar de dos hijos y que desde hace ya tres años sigue formando parte de esa larga lista de desempleadas y desempleados que azota a Nafarroa y que actualmente no percibe ningún tipo de prestación.

Cuando hace referencia en su artículo a las indemnizaciones percibidas a raíz de los despidos, despidos que usted negoció, le quiero indicar que mi compañero, a cambio de echarnos a la calle y por más de 20 años de trabajo en esa empresa, percibió la cantidad de 48.000 euros, cantidad que queda muy lejos de la que usted hace mención. ¿Cree usted, como sindicalista, que la empresa nos ha regalado algo? ¿Creen usted o los que firmaron ese ERE que nos han regalado algo? Si así lo piensan, podían haber hecho ustedes ese «regalo» a sus propios afiliados y afiliadas.

Por otra parte, parece además molestarle que algunos y algunas estén intentando rehacer su vida instalando negocios propios para poder tener acceso a un salario y un empleo digno. ¿Acaso no es humano desearlo?

Me indigna que se permita juzgar el sentimiento del despedido, sentenciándolo como «elección personal de esquizofrenia víctima/héroe», elogiando a su vez la lucha de aquellas y aquellos que tuvieron la oportunidad de seguir en la empresa como «supervivientes». Sin entrar en matizaciones sobre qué tipo y cómo se realizó y se realiza la lucha a la que se refiere, mi compañero fue víctima de la discriminación sindical que usted practica. Los que se quedaron no son supervivientes; son, por llamarlos de alguna forma, «agraciados». ¿Qué oportunidad tuvimos de defender nuestros puestos de trabajo quienes fuimos a la calle? ¿Conoce usted, acaso, de qué manera afecta tanto psicológicamente como económicamente el despido a las familias?

Por último, no entiendo cómo, desde su situación como sindicalista, puede molestarle una sentencia favorable a las y los trabajadores por despido sindical, tal y como se desprende de su párrafo, pero no dude que volveremos a Koxka, y sepa que lo haremos con la cabeza muy alta y con la verdad en nuestras manos.

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