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CRíTICA: «Gazta zati bat»

La denominación Idiazabal, en la estrategia soberanista

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Nunca pensé que el espíritu social y participativo de la comedia «Ealing» fuera a reaparecer en un documental coral hecho en Euskal Herria, pero todo es posible cuando existe una mentalidad abierta al mundo, y eso en materia cinematográfica siempre es necesario. Jon Maia ha sabido romper barreras y nos regala momentos ricos en contrastes culturales, resumibles en la súbita aparición de los gaiteros escoceses subiendo a Lazkaomendi. Es extraordinario, un auténtico regalo, que en una obra divulgativa surjan imágenes tan ilustrativas y a la vez llenas de verdad. Es una vuelta a los preceptos de Rossellini sobre el realismo, porque el mensaje a transmitir no puede ocultar todo lo que va aflorando de manera espontánea en torno a la idea central de la película.

La importancia y trascendencia de «Gazta zati bat» la situo pareja a la del documental creativo de Michelangelo Frammartino «Quattro volte», que revelaba cómo el humor está intrínsicamente conectado con el naturalismo, brotando de las situaciones más inesperadas. Y, no por casualidad, ambas realizaciones encuentran las raíces de esa comicidad innata en el medio rural. En la de Jon Maia también hay un pastor, que en su caso representa las esencias del Goierri y dota de sentido primigenio a la denominación Idiazabal. El queso que elabora artesanalmente Luix en su borda, gracias a la mediación del movimiento popular Nazioen Mundua acaba en la sede de la ONU, demostrando que el paso entre lo local y lo universal se puede dar en un pequeño país donde las iniciativas de base son capaces de generar dinámicas revolucionarias.

«Gazta zati bat» transmite la fuerza movilizadora generada por el positivismo de una sana miltancia, la de un grupo de soñadores dispuestos a contagiarnos con su impulso para que todos juntos reclamemos el derecho soberanista. Son muchas las voces que se suman a la campaña, sin que haya protagonismo alguno, tampoco por parte de los políticos. Están los que quieren que se respete la libertad de decisión, y los que no, se han quedado una vez más fuera de campo.

 

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