La decisión de Arantza Quiroga (PP) de prohibir la participación de dos cargos electos de Bildu -Oihane Zabaleta, alcaldesa de Urretxu, y Mariano Alava, concejal en Amurrio- en una rueda de prensa junto al parlamentario de EA Juanjo Agirrezabala, para exponer la posición de la coalición abertzale en torno a la Ley Municipal, constituye un ejemplo de abuso de autoridad inaceptable, que no solo agrede a la libertad de expresión en una institución que debería consagrarla, sino que también descalifica a la propia presidenta del Parlamento de Gasteiz. Es una actitud contraria a cualquier lógica democrática que además se ve agravada con la amenaza de imponer una sanción disciplinaria al representante de EA. Quiroga ni siquiera se molestó en argumentar el porqué de su veto, inexplicable cuando se trata de representantes públicos que pretendían opinar -y así lo hicieron- sobre un tema de su directa incumbencia. En todo caso, se trata de una decisión inédita que muestra el modo en el que el PP entiende el ejercicio del poder.

Cuando la legislatura enfila su tramo final y ante la perspectiva de un cambio profundo en la Cámara, parece que algunos representantes públicos están dando rienda suelta a sus fobias más descarnadas. No debería permitirse este tipo de actuaciones en una institución que ya arrastra un evidente déficit de legitimidad.