Sainete matinal en el Parlamento de Gasteiz. Sin ofrecer argumento alguno alguno, la presidenta prohibió que la alcaldesa de Urretxu, Oihane Zabaleta, y el concejal de Amurrio y miembro de la ejecutiva de EA, Mariano Alava, participarán junto al parlamentario Juanjo Agirrezabala en una rueda de prensa sobre la Ley Municipal. En un principio, incluso dio la orden de impedir que pudieran acceder a la sala de prensa, pero finalmente la comparecencia se desarrolló con normalidad, aunque con mucha mayor presencia de medios de la prevista. Arantza Quiroga amenazó después a EA con acciones disciplinarias. Este grupo llevará a la Junta de Portavoces una declaración de rechazo que espera pueda contar con más apoyos.

¿A qué viene todo esto? En determinados ámbitos políticos, y en un periódico, disgustó que la portavoz de la izquierda abertzale Maribi Ugarteburu ofreciera una rueda de prensa en la Cámara junto a otros integrantes de Amaiur el 8 de marzo, día del pleno en el que el lehendakari, Patxi López, expuso su plan de convivencia. «El Mundo» inició una campaña de agitación en la que involucró a la presidenta.

Semanas después, tras otra rueda de prensa ofrecida en compañía de parlamentarios de EA y Aralar, tres personas se encerraron en las oficinas de este último grupo para denunciar el juicio contra D3M y Askatasuna. A la hora fuera desalojados y la presidenta dictó una orden para que, en adelante, todas las ruedas de prensa fueran comunicadas por escrito y que, si iban a participar personas ajenas a la Cámara, se remitieran los datos de esas personas y asociaciones que tomaran la palabra.

Primera prohibición

Este miércoles, miembros de la dirección de Aralar ofrecieron sin problema una rueda de prensa junto al parlamentario Dani Maeztu. Sin embargo, EA recibió a las nueve de la mañana de ayer, dos horas antes de la convocatoria, un correo electrónico de la jefa de gabinete de la presidencia con el texto «la Presidenta del Parlamento me indica que el parlamentario de EA puede llevar a cabo la rueda de prensa sin personas externas». Ninguna otra explicación.

El parlamentario de EA, Juanjo Agirrezabala, intentó contactar con la presidenta para pedirle explicaciones y mostrarle su indignación, pero no tuvo respuesta a sus llamadas.

A las once de la mañana, acompañados por un nutrido grupo de periodistas, el parlamentario de EA y los dos ediles salieron de las oficinas del grupo para dirigirse a la sala de prensa, con la convicción de que no iban a poder pasar. Pero entraron y la comparecencia se desarrolló con normalidad. Al parecer, una contraorden de última hora evitó el espectáculo de ertzainas impidiendo a cargos públicos dar una rueda de prensa.

Agirrezabala denunció lo que considera un ataque a la libertad de expresión, a sus derechos como parlamentario y a la facultad de EA de decidir su política de comunicación.

Sin argumentación

Ante la ausencia de la presidenta, los medios solicitaron a su jefa de gabinete una explicación sobre los motivos por los que se había vetado la presencia de los cargos de Bildu. En su lugar, a las 14.00, Presidencia hizo público un escrito remitido a Juanjo Agirrezabala en el que recuerda que es competencia de la presidenta «la toma de cuantas decisiones sean precisas para asegurar y garantizar en todo momento el mantenimiento del orden y seguridad en nuestra institución».

El escrito concluye avisando al parlamentario de EA de que «usted ha incumplido una decisión» de la Presidencia, «lo cual, como usted conoce, podría tener consecuencias de índole disciplinaria».

EA y Bildu, a través de sendos comunicados, denunciaron la actitud de Arantza Quiroga. Además, el propio Agirrezabala llevará el martes a la reunión de la Junta de Portavoces un escrito de queja y reclamará el posicionamiento de los grupos parlamentarios.

En cuanto al contenido de la rueda de prensa, los cargos de Bildu subrayaron que la Ley Municipal no se puede abordar sin contar con la coalición que tiene mayor número de ediles en la CAV, por lo que exigieron que su debate y aprobación se posponga hasta la elección de un nuevo Parlamento en el que participen todas las fuerzas.