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Los indignados catalanes vuelven a unas calles que nunca dejaron

Después de meses alejados de los focos que los iluminaron hace un año, los indignados se han desplegado durante el año en los barrios y diversificado en infinidad de movimientos. Hoy volverán a tomar las calles de Barcelona.

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Beñat ZALDUA |

A las puertas del aniversario que da nombre al movimiento 15M, los indignados catalanes volverán a ocupar hoy la Plaça Catalunya, siempre y cuando el conseller d'Interior, Felip Puig, no ofrezca una de las actuaciones a las que acostumbra. Los indignados vuelven a primera línea de actualidad, después de un año en el que, lejos de hibernar, se han multiplicado en las asambleas de barrios y plataformas de todo tipo.

La convocatoria pretende acampar en la céntrica plaza de Barcelona hasta el 15 de mayo, en el que se organiza una «jornada de acciones». Mientras que Puig ha preferido guardar las cartas bajo la mesa y apenas ha hablado sobre la prevista acampada, el alcalde de Barcelona, el también convergente Xavier Trias, señaló hace unos días que no prohibiría la ocupación «siempre y cuando fuese limitada en el tiempo».

Otra incógnita radica en la actuación de Puig y sus Mossos d'Esquadra, que llevan varias semanas calentando el ambiente. Después de la ola represiva posterior a los sobredimensionados incidentes de la huelga general, el titular de Interior predijo graves incidentes con motivo de la cumbre del Banco Central Europeo. Para evitar las manifestaciones fantasma, Puig blindó Barcelona con 9.000 agentes. El último capítulo de esta provocación constante se escribió esta misma semana, con el desalojo, mediante una irregularidad judicial, del Centro Social Ocupado La Rimaia. Se trataba de una casa que alojaba la Universidad Libre de la Rimaia y funcionaba como punto de encuentro de infinidad de activistas.

Punto de inflexión

Hace un año, la acampada en Barcelona adquirió voz y trayectoria propia tras la «operación de limpieza» orquestada por Puig el 27 de mayo. Tras el brutal intento de desalojo, que dejó 135 personas heridas, los indignados recuperaron la plaza y obligaron a retroceder al dispositivo policial.

La acampada siguió como punto de encuentro, convirtiéndose a veces en la irremediable asamblea de majaras que bien describió en su día Kortatu, pero erigiéndose también en indispensable ágora de problemáticas y trayectorias hasta entonces aisladas.

El movimiento llegó a su segundo punto de inflexión el 15 de junio, con el intento de bloqueo del Parlament en el mismo día en el que se iban a aprobar los presupuestos de los recortes. Cargas policiales durante toda la mañana, parlamentarios insultados y empujados y Artur Mas llegando el helicóptero al Hemiciclo bastaron para que los partidos parlamentarios y la opinión publicada se lanzasen contra los indignados. Cuatro días después, el 19 de junio, una manifestación masiva celebrada en el centro e Barcelona diluía la estrategia criminalizadora.

Durante el resto del año, apartados de los focos mediáticos, los indignados han seguido con el trabajo de hormigas, multiplicando las asambleas en barrios y pueblos. Se puede decir, por lo tanto, que el 15M volverá hoy a las calles. Un lugar de donde, en realidad, nunca se retiró.

represión

El movimiento 15M en Catalunya se encuentra en el punto de mira de la Generalitat, que ha protagonizado las principales ofensivas policiales lanzadas contra los indignados en el Estado español.

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