El sindicato ELA solicitó ayer al Gobierno de Lakua mediante un comunicado que se oponga «de manera inequívoca» al cierre de las plantas alavesas de Celsa Atlantic, ubicadas en Gasteiz y Urbina. La central recalcó que la actual situación por la que atraviesa la compañía es «fruto de una reforma laboral que permite que las empresas puedan tomar decisiones que en otros tiempos ni se las planteaban».

ELA recordó que la dirección planteó al comité, hace unas semanas, «una serie de recortes» que suponían, en conjunto, un 47% de reducción salarial para cada trabajador, cuando la plantilla «lleva más de dos años sin renovar su convenio, es decir, cobrando en 2012 salarios de 2009». Según manifestó, «tras una serie de reuniones en las que la empresa, lejos de plantear un plan industrial que haga viable la compañía», ha insistido en que resulta «imperioso» aprobar «el recorte salarial» de la plantilla.

No es cuestión de salario

El sindicato recalcó que los salarios no suponen ni el 6% en los balances de cuentas aportados al comité en el año 2010, lo que significa que su supresión «en nada va a solucionar las pérdidas importantes que presentan».

Por tanto, reiteró que la aprobación del expediente supone llevar a cabo «un plan maquiavélico» que afectará a las condiciones laborales de los trabajadores e instó al Ejecutivo de Gasteiz a que rechace el ERE. Asimismo, aseguró que las centrales con presencia en la empresa mantendrán «un pulso sindical».

Por el contrario, la Confederación Empresarial Vasca, Confebask, negó que la situación de Celsa Atlantic o Nervacero sea consecuencia de la reforma laboral y argumentó que se encuentran en condiciones «muy difíciles» puesto que «la construcción está parada y, por tanto, no hay demanda». Además aseguró que «ninguna empresa pone personas en la calle».