Comenzó ayer en Donostia el juicio con jurado popular contra un hombre de 32 años al que se acusa de acuchillar mortalmente a su pareja, Clara Rangel, en la localidad guipuzcoana de Errenteria en diciembre de 2008.

Las acusaciones, que piden para el procesado penas que suman 35 años de prisión, sostienen que el varón atacó a la mujer sin que esta tuviera posibilidad de defenderse, en presencia de los hijos de ambos, uno de dos años y otro de seis meses, y que intentó matar al hijo mayor de la víctima, de 16 años y fruto de una relación anterior, además de herir a su propio hermano cuando acudió en ayuda de la mujer.

«No le dio opción a vivir, pero también quitó la vida a sus tres hijos, dos tan pequeños que ni siquiera la recordarán hoy», destacó la representante de la Fiscalía.

Por su parte, la defensa pide la libre absolución al alegar que su representado sufrió un trastorno mental transitorio debido al alcohol, los celos y también la cocaína, una sustancia que, según aseguró, consumía habitualmente.

«No es excusa»

La letrada de la Delegación Especial del Gobierno español contra la Violencia sobre la Mujer, también personada en este caso, apuntó que el crimen se agrava por haber privado a los hijos pequeños de los cuidados y la custodia de su madre.

Afirmó que el procesado encaja «en el estereotipo del hombre maltratador» y que las drogas y el alcohol «no pueden explicar por sí solos unos hechos tan graves» ni servir de «excusa para eludir la responsabilidad criminal».

El abogado de la acusación particular, que ejerce el hijo mayor de la mujer, que actualmente tiene 19 años, se mostró convencido de que el acusado dirá hoy que «no se acuerda de nada».