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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Celebrando el 15M

Hoy es 15 de mayo y en el Estado español muchas personas conmemoran el aniversario del 15M, un movimiento que despertó muchas ilusiones por aquellos lares y que, parece, aún tiene que decidir su rumbo. Lo que está claro, en cualquier caso, es que a los ultras del facherío mediático no les hace ninguna gracia. Y como muestra, el botón que nos dejó ayer en enfant terrible de la derechona, Salvador Sostres, en «El Mundo», desde donde sostenía que «Los indignados son lo más ancien régime, lo más reaccionario, la última resistencia contra un mundo que se muda de piel, que ventila su habitación y se desparasita». Para antiguo régimen, el que algunos de sus amigos vivieron con gran placidez. Pero a Sostres le va la marcha, e insiste en el insulto: «Los indignados son las últimas luces de un barco que busca ser mirado para poder hundirse tranquilo, la última estación de la socialdemocracia, los últimos que habrán podido vivir, como mínimo un tiempo, sin trabajar y con todas las prestaciones y sin morirse de hambre. Ha sido un largo viaje. Su mundo está a punto de desparecer entre sus propias toneladas de inconsistencia y de porquería. Los camiones de la basura ya están preparados. Los barrenderos municipales anuncian con sus escobas una nueva era. Ellos son los oráculos y las banderas». Ya, pues si yo tuviera una escoba...

El aspirante a periodista, quien, está claro, tuvo una mala juventud, se dirige a los insultados y les propone un negro futuro: «Un sueldo de mil euros os va a parecer un lujo inalcanzable y tal vez recordéis con nostalgia aquellos tiempos en que hablabais con desprecio del mileurismo». ¿Y cuánto cobrará él por escribir estas melonadas? Porque para insultar no hacen falta muchas luces. Aunque, hay que reconocerlo, no todo el mundo puede escribir cosas como esta: «Tú que desprecias la economía de mercado y que dices que toda poesía es hostil al capitalismo lo próximo que vas a comprarte es un despertador porque a las 7 va a empezar tu jornada laboral, tu día de trabajo con el que vas a ganarte, al principio, el pan y poco más porque nada sabes hacer y todo te lo tienen que enseñar y das más trabajo del que resuelves. Tú que tanto hablaste de tus derechos vas a darte cuenta de que eran sólo un fantasma blanco en medio de la noche. Lamerás con tu lengua las sobras de la vida». Definitivamente, hay que ser muy gañán para firmar esto.

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