Raimundo Fitero
A la deriva
Definitivamente, Buenafuente va a la deriva. No es su horario, ni su cadena, ni su estilo y, para colmo, está cometiendo errores de bulto, sospechosos, que solamente demuestran una debilidad que nunca había mostrado antes. Por empezar por el final de su última entrega: no se puede traer a un invitado, decir expresamente que era domingo -es decir, que intentaba demostrar que era directo-, presentarlo como uno de los que más saben de economía y que además tiene la facultad de hablar de estos asuntos en un lenguaje claro, y cuando le empieza a hacer la entrevista, a preguntar y el entrevistado a responder con argumentaciones fuera del guión monclovita y marianista, cortarle por lo sano. Lo único interesante que tenía en su entrega lo abortó él mismo. Supongamos que no tuvo advertencia exterior, solamente presión horaria, que se acabó su tiempo. Pues todavía peor por no controlar. Fue un de esos momentos bochornosos de la televisión.
Yo creo que Buenafuente y equipo están preparando una retirada digna. Como dijo Concha Velasco, una de las entrevistadas con minutado infinito -es decir, un remiendo, una especie de relleno multiservicios-, «es más bonito el decorado en vivo que por televisión». Tiene un bello decorado para utilizar en otros programas, en otros horarios, para otra franja de audiencia, porque esa idea de televisión familiar parece haberse entendido como televisión necia, sin contenidos, apenas fijada a la realidad y en donde hay cosas que no se tocan. Ni por asomo.
Desprovistos de sus herramientas más eficaces, no pueden trabajar a gusto. Se han hecho una trampa, han caído en ella, van perdiendo audiencia domingo a domingo y no se les ve capacidades de darle la vuelta. Les cambiarán de día y horario previo al despido. No se puede hacer lo mismo, siempre, a todas horas, en todos los lugares sin que se resienta el producto. Y aquí Berto Romero está pasota. Demasiado ensimismado. Y si no pueden hacer sus parodias de borbones, pues, ¿para qué están? Se mantiene con cierto carácter el monólogo de inicio, pero muy descafeinado. Y es que están en Antena 3, del grupo Planeta, el mismo de «La Razón». Y eso se nota.