El fiscal mantuvo la petición de nueve meses de cárcel contra 18 de los 20 jóvenes de Barañain encausados por un corte de carretera en protesta por el desalojo del gaztetxe. El Ministerio Público, que rechazó una negociación con la defensa, insiste en tipificar la acción como un delito, pese a que tiene en contra la jurisprudencia de los tribunales navarros. Por otra parte, dos personas que habían sido denunciadas por estos hechos han visto cómo se les retiraban los cargos. El juicio quedó ayer visto para sentencia.

En setiembre de 2010, una veintena de jóvenes cortaron durante varias horas una carretera de Barañain. La acción se enmarcaba en una cadena de protestas que se desataron después de que el Ayuntamiento obligara a abandonar el Gaztetxe. El desalojo se produjo sin incidentes, ya que los jóvenes aceptaron dejar el local a cambio de una reunión con el alcalde, José Antonio Mendive. Sin embargo, la postura del primer edil (UPN) frustró las esperanzas de los jóvenes, lo que desató las movilizaciones, todas ellas pacíficas. Durante una semana, los usuarios del gaztetxe, salieron a la Plaza del Ayuntamiento para organizar una serie de actividades como muestra de la labor en favor de la comunidad que se sacaban adelante en el local juvenil. Asimismo, cinco jóvenes iniciaron un ayuno de protesta. El jueves de esa semana se llevó a cabo el corte de carretera juzgado, en el que dos personas enterraron su brazo en un bidón con cemento y otros se ataron con bridas los pies.

La Guardia Civil fue la encargada de despejar la carretera y la negociación fue larga. En ella también participaron dos ediles de la oposición, que ayer testificaron en el juicio. Finalmente, la Guardia Civil optó por cargar. Esta acción policial dejó un herido, según explicó a este periódico un testigo, ya que una mujer de unos 65 años tuvo una fractura en el hombro. Tras esta carga, los agentes se llevaron detenidas a cinco personas (entre ellas las dos del bidón), que pasaron dos noches en comisaría. Posteriormente, otros quince vecinos del pueblo recibieron una citación judicial, en el que se les notificaba la acusación del delito de desobediencia.

Una catarata de multas

El movimiento juvenil de Barañain vive ahogado por una enorme cantidad de multas tras el cierre del gaztetxe y por su intento de sacar adelante unas fiestas populares. En total suman 33.000 euros (no se incluye el juicio de ayer, que de derivar en falta podría aumentar la cifra). Sin embargo, las ganas de trabajar no se agotan. En un comunicado, los jóvenes avisan de que, pese a las peticiones de cárcel y las multas seguirán adelante «porque a nuestro entender la actitud de este ayuntamiento está llevando al pueblo a una muerte irremediable, que nosotros no estamos dispuestos a aceptar». La idea de la muerte de Barañain se representó el sábado en una manifestación caracterizada como un funeral.