Los uigures luchan por su supervivencia como pueblo en Xinjiang, noroeste de China
GARA | TOKIO
Rebiya Kadeer, la activista uigur en el exilio, afirmó ayer que su pueblo se enfrenta a una lucha por la existencia, contra la represión china, en un discurso en la apertura de una reunión del Congreso Mundial Uigur -de la que es presidenta- que se celebra en Tokio, pese a la oposición de Beijing.
La militante, que vive en Estados Unidos desde su puesta en libertad de una prisión china en 2005, también realizó un gesto desafiante contra las autoridades chinas al visitar por la tarde el santuario de Yasukuni, considerado como el símbolo del militarismo japonés de los años 30 y 40, cuando ocupó China y Corea.
«Antes luchabamos por nuestros derechos, protestábamos contra la opresión china» dijo Kadeer a los periodistas después de abrir la conferencia que durará cinco días. «Pero hoy en día nos enfrentamos a una lucha por nuestra existencia».
«La situación es peor de lo que era en 2009» cuando los uigures se manifestaban y hacían frente a las autoridades chinas, añadió.
Muchos uigures, musulmanes de habla turca, protestan por la persecución que sufren por parte del Estado chino y por ser marginados en Xinjiang, su provincia natal situada en el noroeste de China, debido a la instalación de millones de han, la étnia dominante china.
China considera que el Congreso Mundial Uigur con sede en Munich (Alemania), es una organización «separatista» y criticó a Japón por conceder el visado a Kadeer, que ya entró en el archipiélago en 2009.
Un portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Hondg Lei, acusó al Congreso de estar «estrechamente vinculado a organizaciones terroristas».
«Pedimos de manera urgente a la parte japonesa que respete durante los actos las exigencias de China, que adopte las medidas para reparar los daños y que tome medidas concretas en interés de las relaciones chino-japonesas», declaró.
La militante, por su parte, señaló que los participantes en la conferencia de Tokio pertenecen a más de 20 países y expresó su «gratitud» hacia el Gobierno japonés por la concesión de visados a pesar de la presión china.
«Teniamos la esperanza de que 200 o 300 uigures podrían participar, pero a algunos de ellos no se les permitió obtener el visado debido a la presión china», explicó. Kadeer dijo que la política de Beijing de «asimilación forzosa» es inaceptable en una democracia moderna. «Luchamos pacíficamente y esperamos que el Gobierno chino ponga fin a la represión de los uigures y adopte reformas políticas para cambiar su Gobierno autoritario», añadió.
Sin embargo, la visita de los uigures y algunos representantes japoneses al Santuario Yasukuni sin duda despertará la ira de Beijng.
China y las dos Coreas protestan enérgicamente cada vez que un funcionario japonés visita este santuario que simboliza para ellos la agresión y ocupación japonesa antes y durante la Segunda Guerra Mundial.