ENTREVISTA | David Sánchez, dibujante e ilustrador
«Mi estilo es una cuestión de lenguaje, de cómo veo las cosas, no una elección»
David Sánchez (Madrid, 1977) acaba de publicar su seguna novela gráfica, «No cambies nunca» (Astiberri Ediciones). Con su anterior trabajo, «Tú me has matado» (Astiberri, 2010), consiguió el premio al Autor Revelación en el Saló Internacional del Cómic de Barcelona. Creador de la marca de camisetas Mong, también ha trabajado como ilustrador, entre otros, para «El País», «Público» y «Rolling Stone».
Alvaro HILARIO | BILBO
David Sánchez (Madrid, 1977), ilustrador en numerosas publicaciones y editoriales y dibujante de cómics, estuvo el viernes en la librería Joker de Bilbo presentando su segunda novela gráfica, «No cambies nunca», publicada por la editorial bilbotarra Astiberri. GARA aprovechó para conversar con él acerca de su trabajo.
«No cambies nunca» es su segunda novela gráfica, ¿tiene alguna relación con la anterior, «Tú me has matado»?
La única relación entre ambas es que las dos son novelas gráficas, tebeos con formato de libro. La anterior era una historia ambientada en los Estados Unidos de los años 60; una historia con dos policías en un ambiente muy extraño. Esta nueva es muy diferente, es una historia de transformaciones.
«No cambies nunca» viene anunciada como una historia enfermiza, circular relacionada con el mundo de la ciencia.
En realidad, no trata sobre la ciencia. Es una historia de transformación, pero, para situar la acción elegí unos científicos experimentando. Pero, ya digo, no quería hablar de ciencia. Por otro lado, quería que los protagonistas fuesen asiáticos, mezclar eso dentro de una historia sobre la transformación. Al final, decidí que estuviera ambientada en Seúl porque toda la documentación que fui encontrando me remitía allá. No es por nada especial.
¿Qué temas trata este trabajo?
Es, como antes decía, una historia de transformación; es, básicamente, una historia de terror. Está contado de una manera un poco extraña: no está contada toda la historia, la historia es un poco críptica; está contada a través de tres grupos de personajes, pero, en realidad, es la historia de uno de ellos, que va cambiando.
Antes de estas dos novelas, su trabajo ha sido, principalmente, de ilustrador y diseñador de camisetas. ¿Cómo vino lo de hacer tebeos?
Siempre había querido hacer cómics. Aprendí a dibujar leyendo tebeos y era algo que, tarde o temprano, tenía que hacer. Llegó un momento en el que me atreví, o me decidí, y ya está.
Dibujar es una cosa, ¿pero cómo ha sido la experiencia de elaborar un guión?
En un principio, es lo que más miedo me daba: uno no sabe si es capaz de contar algo, si sabe qué contar. Pero bueno, decidí empezar y parece que salió bien el asunto.
La novela anterior fue publicada por entregas, como en los viejos tiempos.
Sí, pero no entera: salieron unos seis capítulos, en la revista «El Manglar» y lo hice, sobre todo, por ver si era capaz de publicar en una revista de cómics, por ver si podía hacer una historia completa, rellenar un determinado número de páginas pensando en que, más adelante, pudiese editarse como libro. Así que salieron seis capítulos en «El Manglar» y, más adelante, la revista desapareció y la historia completa fue editada como libro.
¿Tiene pensados más tebeos? ¿Cómo se le ha quedado el cuerpo después de esta experiencia de novelas gráficas?
La verdad es que me he quedado muy a gusto con estos trabajos. Ahora, quiero seguir con el tema: me apetece seguir haciendo tebeos pero con un formato diferente, más ligero, no novela gráfica, que es muy absorbente. Me gustaría probar con otro tipo de formatos, formatos más breves, formatos donde ves el final. Ya te digo que hacer un librito de estos da mucho trabajo, lleva mucho tiempo. Es una tarea muy exigente.
¿Qué autores son los que más le gustan, con los que más se identifica?
De pequeño leía mucho Hergé, mucho Tintín y mucho Moebius: Una mezcla un poco extraña, pero es así. El tipo de imagen es la línea clara, muy de Tintín, claro. Pero también me gusta el cómic más underground: Me gusta Robert Crumb con un rollo más sucio, o las atmósferas de Lynch, Burns o Clowes. De todos modos, a mí me sale así: Imagino que es una cuestión de lenguaje de cómo salen las cosas más que cómo elige uno hacerlo. Si me pusiera ha hacer muchas rayitas o mucho sombreado quizás no me quedaría bien porque yo no veo así las cosas. Hablar no se me da muy bien: Imagino que por eso empecé a dibujar.
Han desaparecido las revistas de cómic, de historietas.
Desaparecieron revistas como «El Víbora», «1984», el mismo «El Manglar», que nació con la vocación de recuperar el quiosco para las revistas de historietas, a la vieja usanza, funcionó entre enero de 2007 y abril de 2008. La falta de publicidad, de ventas, de apoyo institucional frustró el proyecto. Apareció de nuevo en librerías especializadas, entre el verano de 2008 y mediados de 2010. Hoy por hoy, solo queda «El Jueves», pero, a pesar de todo, este es un buen momento para editar novela gráfica, libritos. Parece que hay bastante mercado, que estamos viviendo un momento dulce.