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Exploración y una primera para la expedición de Robert Jasper

El alpinista alemán junto a sus compatriotas Jörn Heller y Ralf Gantzhorn exploran y escalan en Tierra del Fuego. Tras el viaje en velero, el trío se hace con la primera ascensión del Monte Giordano, una escalada por la denominada «Aleta de tiburón» (M7).

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Andoni ARABAOLAZA

Normalmente, Robert Jasper nos informa de escaladas alpinas duras y técnicas en montañas del arco alpino europeo así como de otras extraeuropeas. Así nos tiene acostumbrados el alpinista alemán. Pero, de vez en cuando, los correos que nos manda tienen algo de especial en su contenido. En esta ocasión, Jasper informa a GARA de su última actividad; una expedición que le ha llevado de exploración a una montaña virgen. Una escalada en Tierra del Fuego, en la salvaje Cordillera Darwin, a una montaña que «oficialmente» lleva ahora el nombre de Monte Giordano. Un pico chileno de unos 1.500 metros, con una arista escalada que tiene una estética muy parecida (salvando las distancias) al emblemático Shark´s Fin o Aleta de tiburón (Himalaya indio).

Ya hace unas temporadas, el propio alpinista exploraba y escalaba el Monte Sarmiento (Patagonia); ahora, de nuevo, le ha dado por investigar territorios vírgenes y salvajes. Y es que, en definitiva, Jasper, le da a diferentes palos del alpinismo; sea técnico, deportivo, alpino o de exploración. Y hacia aquellas tierras se fue junto a sus colegas Jörn Heller y Ralf Gantzhorn. Los detalles de esta nueva aventura nos los cuenta el protagonista de estas líneas.

Aventura y exploración

«Entre el estrecho de Magallanes y el cabo de Hornos, en la Cordillera Darwin (Tierra del Fuego, Chile) se eleva una espectacular montaña que aguanta tormentas interminables: Monte Giordano (1.517 m), alias «Shark's fin». Esta aleta de tiburón fue esta vez el objetivo de nuestra expedición. El tiempo suele ser tan malo que el pico casi no se puede divisar y esa es la razón por la que los alpinistas rara vez acuden y que nadie la haya escalado antes.

Durante el pasado mes de abril, mis colegas Jörn Heller (guía de montaña), Ralf Gantzhorn (fotógrafo) y yo ascendimos por primera vez la «Aleta de tiburón». Esta escalada fue una parte de la expedición de seis semanas de duración que comenzó con un viaje en velero desde Puerto Williams, la ciudad más al sur del mundo. Estuvimos tres semanas navegando junto al capitán Osvaldo Escobar, hasta llegar al punto de inicio de la escalada.

El mal tiempo y el viento nos obligaron a parar en una pequeña y solitaria isla hasta que la tormenta amainó. La bahía donde comienza la ruta hacia el campo base resultó ser bastante peligrosa para echar el ancla, por lo que optamos por amarrar el barco a un acantilado, a resguardo de los vendavales.

En el camino a la montaña tuvimos que atravesar bosques subpolares, marismas profundas y escarpados glaciares. El primer intento a la Aleta de Tiburón fracasó: Heller se lesionó una costilla, quedándose con dificultades para respirar el resto del viaje. Otro contratiempo fue que no pudimos instalar el campamento base al pie de la montaña debido a las constantes tormentas.

Cuando por fin el barómetro subió, tan solo tres días antes de la vuelta, volvimos a intentarlo por última vez. Y lo conseguimos gracias a la velocidad de la escalada. Poco después de la medianoche del 7 de abril alcanzamos la cumbre iluminados por la luna. 27 horas después alcanzamos sanos y salvos el barco.

Esta montaña es tan desconocida que los mapas no se ponen de acuerdo en cuanto a su altitud, y tampoco en el nombre. El GPS nos indicó que la altitud es de 1.517 metros, 500 menos de lo que ponía en los mapas chilenos. A la cresta escalada le llamamos Aleta de Tiburón por su característica forma. La ruta, Shark's Fin Ridge, recorre la arista oeste y presenta una dificultad máxima en mixto de M7».

 

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