Mikel INSAUSTI

Ya empiezo a dudar sobre si son más nocivas las novelitas románticas de Federico Moccia o las de Nicholas Sparks. Me libro de leerlas, pero no me queda otro remedio que ver las correspondientes adaptaciones cinematográficas. Tales contenidos colocan a los padres en una difícil disyuntiva, dado el caudal de ideas coservadoras que transmiten al público adolescente que compone el principal demográfico para la industria de Hollywood. Y en espíritu reaccionario «Cuando te encuentre» supera con creces a «Mensaje en una botella», «El diario de Noah», «Noches de tormenta», «Un paseo para recordar», «La última canción», «Querido John» y todas las películas de éxito basadas en la literatura rosa del señor Sparks.

«Cuando te encuentre», que en inglés se titula «The Lucky One», concibe el amor entre un hombre y una mujer estadounidenses como un acto patriótico. Son seres entregados en cuerpo y alma a transformar algo tan destructivo como la invasión de Irak en una fuente de buenos sentimientos. Hasta se podría decir que es el destino el que lleva al joven protagonista a la guerra, para ser salvado y redimido en pleno combate gracias al hallazgo de la foto de una chica que le servirá de talismán contra el fuego enemigo. Por eso, una vez de vuelta a casa, la buscará y se entregará a ella por representar la razón de su existir.

El consiguiente romance es precioso, faltaría más, por la sencilla razón de que si en Irak todo era feo y malo, en los EE.UU., en cambio, el paisaje es de postal del Día de San Valentín. La Louisina en la que se ambienta la película parece renacer después del diluvio, sin que las huellas del desastre humano que allí se vivió asomen por ningún lado. El maniqueismo también afecta a la imagen en si del militar, con el excombatiente enamorado haciendo que su chica olvide al sheriff local que la maltrató en su fallido y precipitado matrimonio, demostrándole así que su odio a los uniformes era infundado. Juntos compartirán ese amor con los animales abandonados de la perrera de mamá Blythe Danner.