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Análisis | Temporada 2011/12 de Lagun Aro GBC

Las únicas fronteras que hay son las que uno mismo se marca

No hay palabras para describir la campaña de Gipuzkoa Basket. A pesar de la reducción de presupuesto, del cambio de entrenador y un mal inicio, los donostiarras no solo han remontado, sino que se han metido en la élite de la ACB y con el premio de jugar la próxima Eurocup.

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Arnaitz GORRITI Periodista

La hipérbole es una figura literaria excesivamente usual en la prensa deportiva. Así las cosas, es preferible pecar de cauto que de exagerado para describir la temporada 2011/12 de Lagun Aro GBC. Y es preferible pecar de cauto para poder pensar que la excelencia alcanzada no es sino la primera piedra de un futuro a medio plazo aún mejor.

Quinta plaza, estreno en la Copa y en los play offs de la ACB y billete para jugar la próxima Eurocup. Todo ello con una plantilla corta debido a la lesión de Korolev y a un presupuesto de solo 4,75 millones de euros que ha obligado a la rotación de Sito Alonso a multiplicarse. Quizá por eso jugadores como Panko y Vidal han logrado meterse en el quinteto ideal de la temporada y el MVP para el alero de Harrisbourg, Doblas ha subido dos escalones en su nivel defensivo, Baron ha variado de recursos aparte del tiro y Raulzinho Neto ha debutado de forma triunfante en la ACB.

La confianza en sus posibilidades ha sido clave. «¿Cuántos de los ocho partidos que restan crees que podéis ganar de cara al final de la primera vuelta?», le preguntaron a Sito Alonso, sustituto de Pablo Laso en el banquillo de Lagun Aro GBC después de que el gasteiztarra fichara por el Real Madrid. «¿Cuántos? Los ocho, y nos metemos en la Copa», respondía el de Monzón. «¿Estás seguro?» «¿No ves la cara de seguro que tengo?». Este intercambio de impresiones pasará a la historia del club donostiarra.

Más de uno y más de tres se revolvieron con inquietud en aquella rueda de prensa de diciembre. Lagun Aro GBC tenía un balance de dos victorias y siete derrotas y, tras perder en Gasteiz, con 2-8, caería a la última plaza. ¿Qué hacer?

Y los donostiarras sumaron siete victorias más y, en efecto, jugaron la Copa. Y, lejos de relajarse en la segunda vuelta, se ha forzado la máquina hasta llegar a la quitna plaza y colarse en los play offs. Y lejos de conformarse, se estuvo muy cerca de dar la campanada en los cuartos de final, jugando un desempate en La Fonteta de un nivel escalofriante, a pesar de la ausencia de Panko y el bajón físico de Vidal.

Y de esa confianza, los jugadores alzaron su nivel. La llegada de Sito Alonso, principal «culpable» de la mejor temporada de los guipuzcoanos, ha supuesto un soplo de aire fresco en un Gipuzkoa Basket que se ha reinventado. Cuatro años buenos con Pablo Laso al frente -incluyendo el segundo ascenso a la ACB y la consolidación en la élite- levantaron menos expectación que un año con Alonso. El extécnico de Joventut ha dejado de ser el «favorito» de Aíto García Reneses para pasar a ser él mismo, y contagiando de puro entusiasmo a su equipo.

Empezando por Andy Panko. Panko ha sido un extracomunitario solvente siempre, pero nunca hubiese soñado con optar al MVP de la temporada. Jugando de ala-pívot a tiempo completo -algo que ya empezó a hacer a las órdenes de Laso- por la lesión de Korolev, el de Harrisbourg no solo ha sido el líder de su equipo, sino el jugador máximo anotador de la ACB -18,9 puntos por partido- y el tercer jugador más valorado -17 por partido-. Lástima de su lesión de laringe en la eliminatoria ante Valencia Basket.

Pero Panko siempre tuvo a Vidal a su lado. Después de dos años en Madrid casi sin jugar, el alero badalonés ha renacido de sus cenizas. Octavo mejor valorado de la ACB con 15,8 de media, con 12 tantos y 5 rebotes de promedio en 33 minutos de juego -y más que hubieran sido de no haberse resentido de su tobillo en la parte final, en parte por culpa de ese sobreesfuerzo-, el excapitán del Baskonia se ha destapado no solo como un trabajador con buen nivel, sino que ha llegado a ser decisivo. Así, por qué no, podría hallar el premio de un hueco en los Juegos Olímpicos, a poco que Scariolo eligiera a alguien capaz de ser protagonista o secundario.

Un sello perfectamente reconocible. «Nuestra idea es que, si alguien ve un partido en el que los jugadores fueran sin camisetas, los espectadores identificaran a Lagun Aro GBC», declaraba Sito Alonso. Tan gráfico ejemplo que ha sido un éxito.

Si Panko y Vidal se han llevado los honores, no se puede ocultar que el resto de jugadores ha cumplido su rol para que las estrellas brillaran. Doblas nunca ha jugado tan bien en defensa, y en Valencia acababa de erigirse en líder interior. Papamakarios se adaptó a su rol y terminó por ser un dolor de cabeza en defensa; Baron seguía siendo un triplista -78 canastas de 228 intentos- que ha penetrado más y mejor y que ha reboteado el doble; Salgado ha puesto la pausa y Raulzinho Neto, la velocidad y la defensa en el puesto de base; Betts y Lorant han dado solidez al juego interior, sobre todo en los rebotes, mientras Adeleke, Ogide y Lasa han sido intensos y por ellos han tenido minutos, y Korolev al fin pudo redebutar.

El juego propuesto ha sido competitivo. Gipuzkoa Basket ha dejado de ser competitivo en tres o cuatro partidos de toda la temporada: en el estreno en casa ante Obradoiro, el duelo del Iradier Arena de diciembre, y el primer duelo de play offs ante Valencia Basket. Todos los demás partidos, jugados a mejor o peor nivel, fueron duelos en los que los de Sito Alonso pudieron ganar. Perdieron los cuatro primeros partidos por menos de cinco puntos y su primera derrota por más de 10 tantos fue la de Gasteiz. A partir de la victoria por 70-93 en Badalona -jornada 11, balance 3-8- se encadenan ocho victorias en nueve jornadas, con dos remontadas -Murcia a domicilio y Cajasol en Illunbe-, una prórroga -Miribilla- y palizas a Gran Canaria -45-78 en La Roca- y Fuenlabrada en casa. La inercia ha seguido hasta caer en los play offs.

Todo ello ha repercutido en la asistencia al Donostia 2016 Arena. De los 6.000 que acudían al principio de temporada a los casi 9.000 del final no solo hay 3.000 personas de diferencia. Hace un par de años Pablo Laso declaraba que «jugar en Illunbe es como jugar fuera». Sito Alonso ha logrado que el público donostiarra se haya identificado más que nunca con su equipo y haya empujado, contribuyendo en victorias como ante Valencia Basket en los play offs.

A partir de ahora toca consolidar el proyecto. Vidal, Panko, Doblas... acaban contrato y toca reconstruir la plantilla de cara a una temporada en la que se estrenará en Europa. Con 4,75 millones de presupuesto, es imposible repetir una temporada mínimamente parecida a esta, aunque claro, ¿quién hubiera pensado que todo esto sería posible tras empezar con un balance de 2-8? El límite lo pone uno.

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