La difícil tarea de Kofi Annan en Siria
La matanza del pasado viernes en la localidad siria de Hula ha reavivado las posturas de las potencias occidentales que plantean medidas más enérgicas. Los insurgentes, por su parte, piden una alianza al margen de la ONU que bombardee al Ejército sirio, dada la postura de Rusia, que no contempla dar el visto bueno a una intervención drástica del organismo internacional e incluso ayer negaba la responsabilidad del Gobierno de Bashar al Assad en el ataque. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunía ayer de urgencia para analizar la situación del alto el fuego una y otra vez incumplido tanto por el Gobierno de Al Assad como por los insurgentes.
Kofi Annan llega hoy a Damasco con la intención de relanzar el diálogo, una intención respaldada «totalmente» por la Unión Europea, en palabras de su representante diplomática, Catherine Ashton. No obstante, lo cierto es que ese intento de sentar las bases de un proceso político es una tarea que el transcurso de los acontecimientos revelan cada vez más complicada. El plan de paz del enviado de la ONU merece todo el apoyo, pero para que pueda ser efectivo es necesaria la voluntad de las partes de respetarlo e incluso impulsarlo, algo que desde que Gobierno y oposición pactaron el alto el fuego no ha ocurrido. La matanza del pasado viernes, por otro lado, sirve de reclamo propagandístico a quienes, con intenciones opuestas al plan de paz, no dudan en utilizar un hecho tan lamentable al servicio de sus intereses.
La situación en Siria se torna cada vez más insostenible y no resulta fácil atisbar una posible salida, con lo cual quienes apremian una intervención exterior ven reforzados sus motivos. Sin embargo, y a la vista de los numerosos antecedentes de los últimos años, esa intervención tendría muy poco que ver con una verdadera salida. Sería el intento de acabar con una situación insostenible provocando otra igualmente o más insostenible. El jefe del grupo de observadores de la ONU, Rober Mood, se refirió al riesgo de guerra civil, y una intervención no disiparía ese riesgo, sino que lo multiplicaría y provocaría en la zona un conflicto de consecuencias imprevisibles.