Para los que aún piensan que este deporte es aburrido, solo un pequeño anticipo tras el Gran Premio de Mónaco: seis ganadores distintos en otras tantas carreras de la temporada, coches voladores sobre el asfalto monegasco, un total de nueve abandonos y un final de infarto en el que los tres primeros monoplazas cruzaron la meta con menos de un segundo de diferencia.

Jenson Button (McLaren), Fernando Alonso (Ferrari), Nico Rosberg (Mercedes), Sebastian Vettel (Red Bull) y Pastor Maldonado (Williams) habían sido los más rápidos en la carreras anteriores. Y Mark Webber (Red Bull) fue el último en seguir haciendo historia en este deporte, ya que nunca antes se había logrado la hazaña de tantos ganadores distintos a estas alturas del año.

El australiano hizo buenos los pronósticos tras salir desde la pole, ya que el circuito de Montecarlo siempre ofrece muy pocas opciones de adelantamiento y las estadísticas decían que en los últimos diez años, todos los pilotos que habían salido en primera posición, ganaban la carrera -menos en una ocasión-.

Al aussie solo la lluvia pudo arrebatarle la victoria, pero ni por esas, porque las pocas gotas que cayeron a poco más de diez vueltas para el final no causaron mayores problemas y, aunque muy apurado, pudo alzar los brazos por delante de Rosberg y Alonso, que se hace con el liderato del Mundial 2012.

Un comienzo muy peligroso

Los números del circuito urbano definían la dificultad que entraña Montecarlo: una media de diez abandonos por carrera en los últimos años. Y la estadística no fue muy desencaminada. Nada más apagarse el semáforo, el glamour de las calles de esta ciudad mediterránea se convirtieron en un peligroso escenario a causa del choque entre Romain Grosjean (Lotus) y Michael Schumacher (Mercedes). El coche del galo soportó un aparatoso trompo en la primera curva, pero por suerte no sufrió ninguna embestida por parte de los rivales que venían por detrás.

No fue el único contacto, porque una de las imágenes más impactantes llegó seguido, con Kamui Kobayashi (Sauber) como protagonista. El monoplaza del piloto japonés salió por los aires, como si de un miniavión se tratara, al impactar con el McLaren de Jenson Button. El japonés tuvo que decir adiós poco después, mientras que el británico seguiría en carrera hasta la vuelta 70, momento en el que también tuvo que abandonar.

Si ya de por sí conducir un monoplaza a velocidades altísimas en un trazado urbano es un riesgo inequívoco, la dirección de carrera quiso aumentar el peligro. Y es que cuando el pelotón de coches se disponía a pasar por el lugar donde Grosjean había sufrido el accidente, los pilotos se encontraron con los operarios aún retirando el Lotus del francés. Solo entonces se informó de que se sacaría a pista el safety car. Algo tarde, aunque sin consecuencias negativas.

Respecto a la carrera, el orden era el siguiente: Webber, Rosberg, Hamilton, Alonso y Massa. Las diferencias entre los cinco primeros no eran importantes, pero tampoco se producían intentos de adelantamiento.

Hubo que esperar hasta la vuelta 28 para ver entrar en boxes a los hombres de delante. Ante la previsión de lluvia que ya se había extendido por el paddock, fue Rosberg quien se adelantó a sus rivales para poner los neumáticos duros. El germano salió en sexta posición, justo por delante de Kimi Raikkonen, que estaba haciendo un tapón importante a una manada de varios monoplazas liderada por Michael Schumacher.

Vettel, con estrategia diferente

Una vuelta después, el líder Webber y Hamilton realizaban el cambio de gomas y volvían a pista en cuarta y sexta posición, respectivamente. En ese momento, Fernando Alonso era el líder de la carrera, pero Ferrari también lo llamó desde boxes, al igual que a su compañero Massa, a este un giro después.

Tras esas primeras paradas, era Sebastian Vettel quien lideraba el pelotón. El pequeño káiser tenía una estrategia totalmente diferente a sus rivales. Había salido desde la novena plaza, con neumáticos duros, y mantenía un ritmo excelente cuando aún tenía varias vueltas por delante antes de parar.

La maniobra parecía excelente, pero le falló un factor que nadie puede dominar: la meteorología. Y es que, en caso de que comenzase a llover, todos los pilotos que habían parado con antelación tendrían que volver a boxes para un nuevo juego de gomas diseñadas para el agua.

Así las cosas, el germano tuvo que modificar la estrategia y realizar el cambio, lo que le hizo retrasarse hasta la cuarta plaza.

En ese momento, Mark Webber continuaba liderando la prueba, seguido de cerca por Rosberg, Alonso, Vettel y Hamilton. Mientras, algo más atrás, el «principiante» Jean-Eric Vergné adelantaba a Schumi, que tenía problemas con su bólido.

En la vuelta 65 llegó lo que tanto andaba buscando Vettel: la lluvia. No cayó en abundancia, pero hizo que los pilotos de delante se lo tomasen con precaución. En esas, la cosa se apretó cuando solo restaban diez vueltas para la conclusión.

Primero fue Rosberg quien se acercó de manera ostentosa al Red Bull de Webber; después fue el Ferrari de Alonso el que se pegó al Mercedes del alemán; y por detrás era Vettel quien llegaba a la estela del asturiano.

Pero, como los perseguidores de Webber ya habían ganado anteriormente, nada podía arrebatarle la victoria al aussie. Ahora el Mundial se traslada a Canadá, y la pregunta es obvia: ¿Qué piloto se estrenará como ganador?