Final de Champions League masculina
El Kiel impone su poder�o
La superioridad física del equipo alemán acabó por imponerse ante un mermado Atlético de Madrid.
THW KIEL 26
AT. DE MADRID 21
Juan Carlos ELORZA
El descomunal poder de lanzamiento de la primera línea alemana, los tremendos contactos de su defensa -muy física- y la fantástica actuación de Omeyer en la portería -sobre todo en la segunda parte- supusieron demasiados obstáculos para un Atlético de Madrid con demasiadas bajas, que aguantó hasta el minuto 25 a costa de un gran desgaste en su defensa, pero que luego tuvo que doblegarse ante el rodillo del THW Kiel.
Se enfrentaban en Colonia dos estilos de juego muy diferentes, y durante la primera mitad el Atlético impuso su mejor bagaje táctico y una defensa 5:1 con especial atención sobre el principal artillero del Kiel, Jicha. Sin embargo, si al poderoso equipo alemán le sobra algo son lanzadores de primera línea -17 goles en juego ayer, por 8 de la del Atlético de Madrid-, y aguantó la mejor salida rojiblanca gracias a la gran actividad del lateral zurdo sueco Kim Andersson.
Conforme pasaban los minutos la contundencia de la defensa alemana hacía mella en la primera línea del Atlético, sobre todo en Markussen, obligado a jugar muchos minutos por la ausencia de Entrerríos y a quien «ablandaron» a base de contactos y choques muy fuertes.
Mermado en ataque, el Atlético aguantaba porque su defensa controlaba el juego ofensivo del Kiel, hasta que salió el central islandés Palmarsson, que en diez minutos puso patas arriba el partido con su movilidad y sus desdoblamientos, que proporcionaron variedad y alternativas al ataque alemán que el Atlético no pudo controlar. Del 7-9 se pasó al 13-9 en ocho minutos brillantes del THW Kiel en ataque, y nefastos para los rojiblancos.
Tras el descanso Omeyer entró en racha, y la defensa alemana se mostró un poco más dura todavía, rozando -y traspasando a veces- los límites de agresividad razonables. Los árbitros la castigaron con varias exclusiones, pero el Atlético de Madrid no supo sacar rentabilidad de las superioridades, y además empezaba a acusar el cansancio.
El checo Jicha tomaba el relevo de Andersson para machacar la portería de Sterbik, cuyo rendimiento no estaba a la altura del de Omeyer. La ventaja se agrandó hasta los cinco goles mediada la segunda parte, y el Atlético, a pesar de que siguió peleando, perdió cualquier perspectiva de poder remontar, y se dejó llevar hasta el final.