El responsable de la campaña sobre incineración de Greenpeace, Julio Barea, destacó ayer en el Parlamento navarro que la práctica del 3R (reducir, reciclar y reutilizar) genera de 7 a 39 veces más empleos que la incineración, rechazando de este modo la argumentación de la cementera Portland que trata de justificar la quema de residuos en su planta de Olazti en la necesidad de mantener los puestos de trabajo que tiene en la actualidad. UPN, PSN y PP apoyan las tesis de la cementera.

Barea no quiso entrar en los efectos nocivos para la salud que tienen las incineradoras, «ya que es algo que está fuera de discusión», y se centró en las cuestiones económicas, destacando que estas tampoco justifican la quema de residuos urbanos en la cementera de Olazti.

Según explicó, en el Estado español se incineraron 112.000 toneladas de residuos en 2010, lo que supuso que las arcas públicas dejaran de ingresar entre 7,1 y 7,7 millones de euros. A esta cantidad hay que añadirle el sobrecoste que supone el tratamiento de los residuos para poder ser quemados, que oscila entre 1,3 millones y 2,4 millones de euros en las cementeras y entre 2,4 millones y 2,8 millones de euros en las incineradoras.

En este sentido, destacó que los residuos no se pueden incinerar tal y como se depositan en los contenedores -«no se puede quemar una piel de plátano»-, sino que necesitan una preparación antes de entrar en el proceso. Así, los residuos orgánicos no pueden tener más de un 15% de humedad. «Primero hay que recoger, trasladar y preparar los residuos secándolos para poder quemarlos, lo que incrementa el coste», añadió.

Por ello, Barea subrayó que lo económicamente rentable es el reciclaje, destacando que actualmente se alcanzan unos niveles muy bajos de recuperación de residuos, por lo que hay que tender hacia la emisión cero y para ello el mejor sistema es la recogida puerta a puerta. «Les invito a conocer la experiencia de muchas localidades. En el caso de Gipuzkoa, se ha envenenado el tema por cuestiones políticas, pero también se lleva a cabo en Catalunya con gran éxito», añadió.

«Lo más sostenible es reciclar una botella en una botella, el papel en papel y el cartón en cartón, no quemarlos para producir energía», destacó Barea, que recordó que el plástico (31% de lo que se incinerará) puede ser reciclado, al igual que el textil, el papel y el cartón, las maderas y otros residuos destinados a las llamas. También denunció que las cementeras tienen límites de emisión más laxos que el resto de industrias.

En el Parlamento también compareció ayer Miquel Crespo, de 3 Mugak Batera, que destacó que los hornos cementeros no están diseñados específicamente para quemar residuos sino para elaborar el material de construcción, por lo que su eficiencia para la producción de energía es limitada.

Asimismo, Crespo destacó que la quema de residudos provoca contaminación por dioxinas. En este sentido, Barea recordó que esos contaminantes no solo se transmiten al entorno sino también al cemento que se produce y, posteriormente, a las obras que se construyen con este material.

Barea reconoció que no existen datos concretos sobre la incineración en Olazti, pero destacó que este tipo de proyectos no se caracterizan por su transparencia, por lo que reclamó a sus impulsores una mayor claridad al respecto.