Imanol Uribe tiene que estar harto de responder a la misma pregunta a propósito del periodo histórico en el que transcurre «Miel de naranjas». Tanto en la presentación en el Festival de Málaga, donde recibió el premio al Mejor Director, como en las posteriores entrevistas promocionales, se le ha cuestionado sobre un supuesto exceso de películas sobre la posguerra. Al margen de lo que tiene de tópica y falsa dicha formulación, lo cierto es que Uribe no había tocado nunca el tema a lo largo de su ya extensa filmografía. No es justo que, siendo su primera incursión en la temática de las consecuencias de la Guerra del 36, le agobien con si es necesario o no volver sobre el asunto. Está claro que la memoria histórica tiene muchos enemigos, todos ellos empeñados en que se pase página y olvide lo sucedido durante los años duros del franquismo.

En los 50 acontece, precisamente, lo que narra «Miel de naranjas». La guionista Remedios Crespo se ha inspirado en recuerdos de familia para reconstruir los hechos reales a través de una ficción, a la que Imanol Uribe ha imprimido un ritmo de trillar político y de intriga de espionaje. La solidez del nutrido reparto coral responde a una muy acertada labor de casto. Todos cuantos han visto ya la película se deshacen en elogios hacia las intervenciones secundarias, especialmente la de un Larra Elejalde que borda la caricatura del juez militar que dicta sentencias de muerte un día sí y otro también. Igualmente es de alabar la apuesta por un actor tan prometedor como el azkoitiarra Ibán Garate, que encarna al joven e ingenuo protagonista.

Su mirada es la que guía la del espectador, a medida que va siendo testigo de las injusticias cometidas desde su puesto de mecanógrafo en el Juzgado Militar, a donde es destinado durante el cumplimiento del servicio militar obligatorio. El relato sigue su evolución, una vez que decide implicarse en la lucha clandestina.

La mayor novedad reside en la ambientación, debido a que las localizaciones andaluzas deslumbran por su luminosidad, rompiendo estéticamente con la oscuridad asociada a la vida bajo la dictadura.