El dinámico y jazzero sello Errabal alcanza la referencia número 50
Errabal es el único sello orientado hacia el jazz, con sus pinceladas de blues, que ha existido, y perdura, en la historia de la escena vasca. Otros sellos han picoteado por el pentagrama de la música de color, como IZ, Elkar, Hilargi..., pero ninguna con la longevidad ni dedicación del sello de Soraluze. En estos días lleva medio siglo metafórico de referencias y diez años de pertinaz trabajo. Jorge Abadías y Jerónimo Martín Sexteto son su edición 49 y 50.
Pablo CABEZA | BILBO
Jerónimo Martín se lleva el imaginario (quizá sentimental) premio a la referencia número 50 del pequeño sello Errabal. ¿Pequeño? Quizá por no tener el catálogo de Blue Note o el de ECM, pero grandes porque editar cincuenta discos especializados en jazz, y alguno en blues, en un país tan acogedor como pequeño, Euskal Herria, tiene mucho mérito. O algo más: hechizo, magia, tesón. Mucho tesón y algún sacrificio por encima del propio entusiasmo de Jose Felix Azkarate, su gestor, alma y vida, más conocido como Xarra.
«Hace más de dos décadas que solíamos andar enredando en Soraluze -rememora Xarra-, en el gaztetxe primero y en el bar Gaztelupe después. Entre conciertos de rock y de punk, organizando jazz y blues. Ezozi Garmendia, la peluquera (que se sabía todos los temas de todos los clásicos) y una pequeña cuadrilla de musiqueros del pueblo, llamábamos a los músicos, hacíamos la propaganda, poníamos los carteles en los pueblos de alrededor, llamábamos a las agendas, preparábamos la cena en el Arrano, cobrábamos la entrada y nos dábamos el lujazo del concierto».
El inquieto músico frustrado de Eibar continúa flotando en los frondosos recuerdos de un pasado ni peor ni mejor, pero quizá más apasionado y, sobre todo, virgen. «Pasaron músicos como Santi Ibarretxe, Carlos Velasco, Iñaki Salvador, Andrej Olejnizac... Ángel Celada venía todos los años al gaztetxe la víspera de reyes con los músicos con los que funcionaba en aquel momento. Por el Gaztelupe pasaron generaciones más jóvenes y también de otros sitios, europeos y demás».
Bajo estas circunstancias no extraña que la inquietud de Xarra concluyera con la creación en 2003 de Errabal y la publicación del regreso de un nombre clásico de la canción euskaldun, Miren Aranburu, pero esta vez con orientación hacia el jazz y como Miren Aranburu Ensemble con Jean Louis Hargous y músicos de Ipar Euskal Herria. Luego Sant Pau 44 Quartet, de Gasteiz, Jon Urrutia, de Bilbo, Teresa Zabalza Quintet, de Iruñea, De Diego y hasta la referencia 50. Qué vértigo y que soberbia labor tras este coqueto sello cargado de humo, notas y sinceridad.
Hablamos de jazz, pero por las primeras zapatillas de Xarra corrían por sus cordones grupos de rock duro de los de mover la melena, «porque había, pero también Johnny Winter y con él descubrías a Muddy Waters, Bloomfield... Con el jazz-blues fussion de John Mayall, pues ya entrábamos en terreno. Precisamente, escuchando estos días el segundo disco de Jerónimo Martín había un tema que me recordaba a Chicago Transit Autorithy en sus comienzos. O sea, una banda de rock con vientos donde había un pianista que te llevaba a otros terrenos y al final acababas escuchando jazz y familiarizándote con el estilo».
Xarra es un habitual currela, junto a Ubane, en el festival de jazz de Getxo, donde acude con el catálogo del sello, siendo un placer ver, como aficionado, cómo van vendiéndose discos con agilidad. «Sí, desde hace unos años ponemos puesto en el Festival de Getxo en el que además de los discos de los artistas que actúan cada día vendemos las referencias del catálogo. La verdad es que está bien porque la gente se acerca y compra. Además, desde hace seis años publicamos el disco de los ganadores del concurso, lo cual enriquece el catálogo. En Gasteiz y Donostia es más complicado porque el tema comercial lo tienen el Corte Inglés y FNAC». Eso, en Jazzaldia y Gasteiz que se fastidie la gente que se lo curra aquí todo el año y que, además, apuesta por el jazz. «Otro punto de venta es Azoka de Durango, un poco desde la web y en tienda».
El cincuenta
Jorge Abadías fue el 49, gran artista, pero el cupón le tocó a Jerónimo Martín Sexteto. «Jerónimo Martín no reclama protagonismo para sí, su piano simplemente delimita el esbozo fundamental, como una voz en off que describe el escenario a grandes rasgos o declama los pasajes más íntimos en primera persona», describen desde Errabal.
Los arreglos priorizan «el color general sobre los detalles, pero también deparan pequeños dibujos llenos de brío, como los que improvisan Gonzalo Fernández de Larrinoa, Rubén Salvador o Julen Izarra, con un tono que rebosa esperanza».
Esperanza en que lleguen otras cincuenta referencias.
Errabal edita su referencia número cincuenta, pero también cumple en este 2012 sus 10 años de vida. Y, además, ya tiene previstas dos ediciones más: Juan de Diego y Hasier Oleaga