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La expulsión de un migrante abortada por un diputado de Amaiur

Jon Iñarritu, diputado de Amaiur, presenció cómo dos policías empleaban la fuerza contra un migrante que iba a ser expulsado en el interior de un avión. Ha presentado una batería de preguntas al Congreso y, por el momento, el afectado está en libertad.

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Alberto PRADILLA

Viernes, 18 de mayo. Aeropuerto de Madrid-Barajas. Interior del vuelo KL1700 con destino a Ámsterdam. Los pasajeros toman asiento. En la parte trasera se escuchan gritos y sollozos, cada vez más perceptibles. Una vez que el pasaje ha sido acomodado, cae en la cuenta de lo que ocurre. K., un joven originario de Ghana, es custodiado por dos policías españoles de paisano que tratan de reducirlo por la fuerza. Para él, Ámsterdam es solo una escala. El objetivo de los agentes es trasladarlo hasta Acra, capital del país africano. Su delito: no tener la documentación en regla. Como cientos de migrantes en el Estado español, K. había pasado los últimos dos meses en un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE), una prisión sin juicio previo en la que las personas calificadas como «sin papeles» son encerradas hasta ser devueltas a su país.

El joven sabe lo que se le viene encima. Por eso, grita y protesta. Ha intentado solicitar arraigo en dos ocasiones y en ambas su petición fue denegada. La mala suerte y los controles en los que el color de la piel es factor de riesgo provocaron que fuese arrestado cuando transitaba entre Granada y Málaga. Por fin, parecía que iba a tener un empleo, lo que le facilitaría acceder a la documentación requerida. Nunca llegó a firmar el contrato. La Policía le detuvo antes de que pudiese poner un pie en la iglesia que quería contratarle. Hasta ahora, la historia de K. no difiere de la de muchos migrantes que, sorprendidos en redadas que Interior dice haber prohibido pese a negar su existencia, son expulsados del lugar al que huyeron para ganarse la vida. Sin embargo, en el mismo vuelo que K. se encontraba Jon Iñarritu, diputado de Amaiur. Su intervención, preguntando al Gobierno español por la suerte del ciudadano ghanés, así como una denuncia en el juzgado, han logrado paralizar la expulsión. Una juez investiga ahora si K. sufrió malos tratos en el traslado.

«En el momento en el que el avión comenzó a moverse a través de la pista, el ambiente se tensionó. Varios pasajeros se dan la vuelta y los policías incrementan su fuerza: lo agarran de los brazos, lo sujetan contra su asiento», relata Iñarritu, que indica que, desde aquel momento, el nerviosismo del joven iba en aumento, al igual que la violencia de los agentes. «Ya a punto de despegar, veo a un policía con guantes que sujeta al detenido por el cuello, parece que lo quiere ahogar», relata. La escena es grabada por un joven con su teléfono móvil. Mientras, algunos pasajeros comentan que «seguro que es un delincuente». Otros, que se expresan en inglés, llaman al capitán argumentando que no se puede despegar en estas condiciones. Finalmente, así ocurre: el avión da media vuelta y se dirige nuevamente hacia la terminal.

Una vez allí, dos agentes de la Policía española y tres guardias civiles, todos ellos uniformados, acceden al pasaje y evacúan a K. Por el momento, no será expulsado. Sin embargo, la actuación policial no se detiene ahí. El mismo policía que minutos antes agarraba al joven subsahariano por el cuello se dirige ahora hacia la persona que grabó su actuación. Obviamente, no quiere pruebas. Así que le obliga a borrar el archivo. También le pide su identificación. En este momento interviene Iñarritu. «Tras identificarme como diputado, pregunto sobre lo ocurrido», relata. En un primer momento, el agente llega a asegurar que el chaval, de nacionalidad mexicana, había colaborado «voluntariamente». El resto de pasajeros le contradicen. Tras un intento de no mostrar la placa, el electo abertzale logra identificar a los policías.

Preguntas al Congreso

Ya en Madrid, el lunes 21, Iñarritu se interesa por la suerte de K. y presenta una batería de 25 preguntas en el Congreso, donde solicita información sobre el paradero del joven. El miércoles, las interrogaciones son registradas en la Cámara. Se plantea, entre otras cuestiones, en qué estado se encuentra, si ha denunciado malos tratos o si recibió asistencia médica.

K. se encuentra en libertad. El plazo máximo de internamiento es de dos meses; al haber vencido, abandonó el CIE. Además, una juez está investigando si fue maltratado por los policías. Por desgracia, como relató el pasaje a Iñarritu, esta es una rutina en aeropuertos europeos. Casi siempre, la expulsión se consuma sin denuncias incómodas.

 

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