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Zlatan Ibrahimovic, una vida de película

Tan controvertido como demoledor, el delantero sueco ha publicado un libro autobiográfico que está causando sensación en su país y podría ser llevado a la gran pantalla.

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Beñat ZARRABEITIA

Contaba Eduardo Galeano a la finalización del Mundial de 2002, un campeonato muy poco vistoso y atractivo, que a los aficionados «aún nos quedarán las gambetas de Ibrahimovic». Por aquel entonces, el sueco era un prometedor delantero del Ajax que se disponía a eclosionar de forma definitiva. Ahora, convertido en una gran estrella, es todo una celebridad. El pasado mes de noviembre publicó su autobiografía «Yo soy Zlatan», libro que en apenas unos días vendió más de 100.000 ejemplares en Suecia. El éxito alcanzado por la obra y su pasión por el cine han provocado que se hable ya de una posible adaptación al cine.

Antes de alcanzar la cima, Ibrahimovic no lo tuvo nada fácil. Hijo de padre bosnio musulmán y madre croata nació en Rosengard, un suburbio de Malmoe donde el 90% de los habitantes son de origen inmigrante y que cuenta con la tasa de paro más alta de todo Suecia. No muy lejos de allí se criaron también otros dos ex internacionales como Henok Goitom, cuya familia es de Eritrea, y Matias Concha, hijo de exiliados chilenos. El porcentaje de inmigración en Suecia ronda el 14% de la población y cuenta con una legislación muy restrictiva en la materia.

Desde la infancia, su duro temperamento le jugó malas pasadas, pero a través del fútbol logró alcanzar un nivel de vida alejado del de la mayoría de sus vecinos de Rosengard. Su talento no pasó desapercibido para los ojeadores del Malmoe, club con el que firmó su primer contrato profesional con apenas 15 años. La Federación sueca también puso sus ojos en él y lo seleccionó para sus categorías inferiores. Su padre, en cambio, cuando Zlatan contaba con 17 años optó por enviar una carta a la Federación Bosnia solicitando la inclusión de su hijo en la lista del primer equipo. Dicha negativa es uno de los mayores errores históricos del combinado balcánico.

El verano de 2000, Arsene Wenger se desplazó a Suecia para contratar a Ibrahimovic, pero no pudo convencerle. Un año más tarde, el Ajax se hizo con sus servicios. En el conjunto holandés su nivel fue creciendo hasta alcanzar la internacionalidad absoluta y ganarse un sitio entre los futbolistas más prometedores de Europa. Sin embargo, sus roces con el entrenador ajaccied Ronald Koeman eran constantes, lo mismo ocurría con el director técnico de Suecia Lars Lagerback.

Concluida su etapa en el Ajax fue traspasado a la Juventus, un conjunto en el que vivió la gloria de los títulos y la amargura del descenso tras destaparse el escándalo «moggigate». A diferencia de futbolistas como Nedved, Buffon o Del Piero, Ibrahimovic cogió las maletas y dejó Turín. Su destino fue el Inter de Milán, el eterno rival, algo que encrespó los ánimos de la hinchada de la vecchia signora. Todavía no le han perdonado que abandonase el barco.

En el Inter, sus mejores momentos llegaron bajo la dirección de José Mourinho. Logró ser el futbolista más determinante del Calcio. Demoledor en el remate, con un juego de espaldas impresionante y capaz de dominar todas las facetas del juego, fue el jugador elegido por el Barcelona para sustituir a Eto'o. En la capital catalana, sin embargo, su carácter nunca casó bien con Pep Guardiola. A pesar de anotar 22 goles en 45 partidos, los blaugranas incorporaron a David Villa. Los problemas entre el técnico e Ibrahimovic se agudizaron. La situación se tornó en insostenible, el enfrentamiento se hizo latente en la caseta y el Barcelona optó por enviarlo al Milan, otro rival del Inter y para cuya afición el sueco era un ídolo.

«Como un loco» con el «filósofo»

En uno de los pasajes de su libro, Ibrahimovic habla de su salida del Camp Nou. Vuelve a llamar «filosófo» a Guardiola, un técnico «que debió pasar miedo cuando me puse como un loco». Y es que el escandinavo perdió el control por completo e incluso recibió una propuesta por parte de sus amigos de la infancia en Rosengard. «Me decían que podían venir a Barcelona a romper cosas. Seguramente no era la mejor idea».

En el Milan ha recuperado su mejor nivel. Ganador de la pasada edición de la Serie A, Ibrahimovic ha vuelto a encandilar a San Siro, esta vez con los colores rossoneros. 50 goles en 74 partidos reflejan el magnífico rendimiento que está ofreciendo en el conjunto milanista.

La historia, que hasta el momento mezcla momentos que van desde La Cenicienta a una de Tarantino, cuenta con un guion incoconcluso. Su próxima meta no es nada fácil, ya que la selección sueca no parte entre las favoritas a la Eurocopa, pero deberá pelear con la anfitriona Ucrania y las históricas Francia e Inglaterra en la primera fase.

Retirado Henrik Larsson, Ibrahimovic fue nombrado capitán en 2009 pero renunció a su puesto en el equipo debido a su «falta de motivación». Retornó el pasado otoño y pretende llegar lo más lejos posible. Su gol de espuela a Italia en la edición de 2004 asombró al mundo, ahora quiere conquistar un gran trofeo que suponga su consagración definitiva. Sea cual sea el desenlace, de lo que no cabe duda es que se trata de un fenómeno social en Suecia y de que el guion seguirá cargado de tensión, calidad y sobresaltos. Es la vida de Zlatan Ibrahimovic.

 

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