Bajo fuertes presiones, Putin defiende la salida política en Siria
Washington ha aumentado el tono de las acusaciones a Rusia en el conflicto sirio y asegura que suministra armas para reforzar al régimen de Bashar al Assad, una crítica que se suma a las presiones sobre Moscú para que rompa con el Gobierno sirio. El presidente ruso, Vladimir Putin, negó la acusación, y defendió una salida política y la negociación «con paciencia»
GARA | DAMASCO
Las presiones sobre Rusia para que rompa con Siria van en aumento. Si la víspera la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, había asegurado que la actitud de Moscú llevaba a la «guerra civil» en Siria, ayer Clinton acusó a Rusia de suministrar armas al régimen de Bashar al Assad.
«Sabemos que hay venta de armas regular, incluso en el último año, de Rusia a Siria. Pensamos que el continuo suministro de armas por parte de Rusia ha reforzado el régimen de al Assad», declaró Clinton.
Pero el propio presidente ruso, Valdimir Putin, desmintió que Rusia suministre a Damasco «armas que pudieran ser utilizadas en una guerra civil». Putin, que se entrevistó en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel, señaló que Rusia no apoya a ninguna de las partes de las que puede llegar la guerra civil. Y advirtió de que ese riesgo está muy cerca.
«Situación muy peligrosa»
A su juicio, la situación en el país «es extremadamente peligrosa» y se observan signos precursores de la guerra civil. Por ello, insistió en la postura rusa de excluir la intervención extranjera y «no hacer nada por la fuerza». Por el contrario, apostó por una solución política. En este sentido, indicó que es necesario «cierto profesionalismo y paciencia». «Numerosos actores están implicados en el conflicto, con múltiples intereses. Hay que encontrar una convergencia entre estos intereses y poner a todo el mundo en torno a una mesa de negociación».
Angela Merkel coincidió con Putin en la necesidad de encontrar una solución política a la crisis siria y señaló que «el plan Annan puede ser un punto de partida». Berlín, como hizo en el conflicto libio, presenta una postura propia y menos inclinada a la intervención, al contrario que el presidente francés, con quien cenó Putin unas horas más tarde, y que ha mencionado la posibilidad de una intervención en Siria al margen del aval de la ONU. El Estado francés -antigua metrópoli- se ha colocado al frente de las presiones sobre Damasco.
También Gran Bretaña, China, Venezuela o la propia ONU ven la guerra civil muy próxima. En su discurso de apertura de una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la Alta Comisaria para los derechos humanos, Navi Pillay, expresó su temor a un «conflicto total» y aseguró que la masacre de Hula, en la que murieron más de un centenar de civiles «podría constituir un crimen contra la humanidad».
Investigación de la ONU
El Consejo aprobó finalmente una resolución por la que propone que la ONU investigue la matanza e identifique a sus autores, de cara a la posible apertura de juicios penales.
China, Rusia y Cuba votaron en contra de la propuesta. El embajador sirio ante la ONU, Faysal Jabbaz Hamoui, alegó que la matanza fue perpetrada «por entre 600 y 800 terroristas» que utilizaron armamento de fabricación israelí y cuyo fin es «desatar conflictos por motivos religiosos».
Rusia asumió esta versión y denunció que es resultado de «la ayuda financiera, el suministro de armas modernas a los rebeldes, el reclutamiento de mercenarios y los avances de todo tipo de extremistas», según una declaración del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores.
La oposición armada del Ejército Libre Sirio (ELS) anunció que retoma las «operaciones defensivas» tras el fin del ultimátum que lanzó al régimen para que pusieran fin a la violencia. El portavoz del ELS en Siria, Kassem Saadedine, aseguró que «el plan Annan ha fracasado. Vamos a retomar las operaciones defensivas», aunque añadió que «no vamos a lanzar la ofensiva ni queremos ser señalados como los responsables del fracaso del plan de paz». La decisión llega 48 horas después de que la dirección del ELS en Siria lanzara el ultimátum para que Damasco aplicara el plan de Kofi Annan, aunque desde que supuestamente entró en vigor el cese el fuego recogido en dicho plan, el pasado 12 de abril ha sido roto por ambas partes a diario. «En realidad nada cambia porque en ningún momento el régimen ha cesado la violencia», opinó Saadedine. «Desde hace un mes y veinte días hemos intentado continuar respetando el plan, pero es nuestro deber militar y ético defender a los civiles», aseguró. Por otro lado, el ELS aseguró haber tomado el control casi total de la zona de Tesil, en la provincia de Deraa, donde afirma haber causado cincuenta bajas en las filas de las fuerzas leales a Al Asad. GARA
La reacción contra la masacre de Hula sacó a la calles de Siria a más de 250.000 personas en diversas ciudades, según la oposición, que denunció que el Ejército abrió fuego y contabilizó al menos 18 muertos en todo el país. Por otra parte, 223 pesos fueron liberados en presencia de observadores de la ONU.
Tanto EEUU como Israel dirigen sus críticas hacia Irán al abordar el conflicto sirio. La Casa Blanca acusó a Teherán de «comportamiento malintencionado» porque «teme una Siria sin el régimen de Al Assad», y alienta la represión ejercida por su régimen. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que Irán aprovecha los enfrentamientos en Siria para su beneficio como potencia regional e intentar extender su «nefasta influencia» en Oriente Próximo. Igualmente, fuentes gubernamentales israelíes acusaron a Teherán de estar involucrado en las matanzas en el país árabe. «El régimen iraní está enviando su apoyo de forma muy concreta al asesinato por parte del Gobierno sirio de su propio pueblo, lo que es parte de su comportamiento agresivo y peligroso en la región», afirmó un funcionario israelí, bajo anonimato. GARA
