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Aratz Castro | Presidente del Consejo de Estudiantes de la UPV/EHU

El orgullo de Wert: 60.000 euros

Solo les ha ofrecido «diálogo», que no «negociación». ¿A qué se debe esta actitud tan poco respetuosa? ¿Por qué tiene tanto miedo al debate y a la confrontación de ideas?

Muchas son las veces que los distintos líderes gubernamentales nos hablan de ajustes económicos. Una manera eufemística de referirse a la tan temida palabra «recorte» que ningún político está dispuesto a pronunciar. Desde el Ministerio de Educación, su titular nos ha recordado una y otra vez que «lo urgente hoy es ahorrar; lo importante, después, reformar la educación»; incluso ha llegado a afirmar que «el ahorro en educación es una cuestión de [propia] supervivencia». Es decir, la prioridad principal para este Gobierno y su Ministerio de Educación es ahorrar en Educación, y ha decidido que a nivel universitario ese ahorro debe conseguirse a través de la subida de tasas, el aumento del número de estudiantes por clase, o el endurecimiento de los requisitos para obtener una beca. Resumiendo, el Ministro de Educación apuesta porque el ahorro educativo sea a costa de limitar el acceso de quienes menos recursos económicos tienen a los estudios universitarios.

No obstante, si este Ministerio ha ocupado tantas portadas no se debe tanto a las medidas adoptadas, que también, sino a la actitud polémica de su Ministro. Además de los desencuentros normales con la oposición, Wert tuvo el primer desencuentro con los estudiantes. Todos recordamos el plante realizado por la Vicepresidenta del CEUNE al no sentirse ni siquiera escuchada por el Ministro. Posteriormente vinieron los sindicatos, que terminaron convocando la primera huelga a nivel estatal en el conjunto del sector educativo. Finalmente, fueron los Rectores los que sufrieron las «malas» formas del Ministro, «plantándole» en el Consejo de Universidades. Un acontecimiento histórico, porque al igual que la huelga, era la primera vez que la CRUE tomaba una decisión tan trascendental. Las familias también han tenido que escuchar alguna de sus «perlas» donde ha afirmado sin rubor, que las familias que «no tienen recursos para hacer frente a las tasas, es porque no quieren dedicar recursos a ello, en detrimento de otras cosas».

Sin embargo, a pesar de todos estos desencuentros con la Comunidad Educativa, parece que el Ministerio no está dispuesto a debatir sus propuestas. Desde el Ministerio las declaraciones solamente han avivado aún más si cabe, la tensión con el sector educativo. El Ministerio se niega a convocar el Consejo de Estudiantes Universitario, y a los Rectores, tras el plante, solamente les ha ofrecido «diálogo», que «no negociación». ¿A qué se debe esta actitud tan poco respetuosa? ¿Por qué tiene tanto miedo el Ministro al debate y a la confrontación de ideas? ¿Es que acaso no está de acuerdo el Sr. Wert en que la ciudadanía participe en la toma de decisiones?

Me parece importante y necesario dar a conocer que esta actitud tiene sus costes. El primero de ellos, político. El Barómetro de Abril concedía una puntuación que apenas superaba los tres puntos, incluso por debajo de la Ministra de Empleo, Fátima Bañez, que llegaba a los tres puntos y medio. Sin embargo, teniendo en cuenta la trascendencia que tiene hoy en día el control del gasto y la importancia que este Ministerio concede al ahorro a toda costa, parece importante conocer cuánto nos costará el orgullo demostrado por el Sr. Wert con los Rectores.

Leíamos en algunos medios de comunicación el gasto que supone la convocatoria de un Consejo de Universidades. Por supuesto, estos datos se facilitaban para dejar en mal lugar la actitud de los Rectores, que lo único que solicitaban era que el Ministerio explicase los recortes en educación y analizar, de este modo, cómo debían aplicarse en las Universidades.

Resulta que ahora el Ministro de Educación ha decidido dar marcha atrás y cumplir con lo solicitado por la CRUE. Es decir, que la actitud del Ministro ha supuesto que los Rectores estén convocados tres veces en menos de un mes. Si tenemos en cuenta que son más de 70 Rectores y Rectoras, y que éstos de media tendrán un gasto de 150 euros por desplazamiento, sólo en transporte supondrá al erario público más de 30.000 euros; sin tener en cuenta otros gastos como pudiera ser el alojamiento, la comida o las dietas. Dicho de otro modo, que si fuera cierto lo publicado en los medios de comunicación, la actitud del Ministro con los Rectores ha supuesto un gasto que asciende al menos a 60.000 euros. Si verdaderamente el Ministerio de Educación apuesta por la austeridad en la educación -y no son otras las razones que verdaderamente justifican los recortes-, me gustaría trasladar la siguiente pregunta al Sr. Wert: ¿no cree que hubiera sido más austero mantener una actitud más dialogante con los Rectores y habernos ahorrado 40.000 euros de las dos reuniones extra?

Considero que un Ministro no puede durar mucho en el cargo si no escucha a la sociedad. No porque le cese el Presidente del Gobierno, sino porque la conciencia, ese Pepito Grillo personal, no permitirá que una persona esté durante tanto tiempo de espaldas a las demandas sociales. Espero que el diálogo y el consenso vuelvan a ser las herramientas principales en cuantas normas universitarias vayan a aprobarse. La Universidad necesita estabilidad normativa para poder ser evaluada desde el rigor, pero si debe ser modificado algo, debe ser desde el consenso, pues lo contrario solamente nos llevará a que el siguiente Gobierno quiera volver a cambiar lo aprobado, y ello sí que es verdaderamente ineficaz e ineficiente.

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