La brisa hacía bailar a las hojas de los manzanos. Árboles y más árboles que tejían un manto verde, extenso, salpicado de vez en cuando por los caseríos que viven de la tierra. No obstante, Hernani y sus alrededores en los últimos meses han visto cómo las excavadoras se llevan por delante parte de ese paisaje de siempre. Solo en cuanto a tierras municipales se refiere, se han expropiado 9.000 metros cuadrados como consecuencia de los trabajos del TAV. La cifra a la que ascienden las apropiaciones de terrenos particulares es difícil de medir.

Desde que en enero de este año entraran las máquinas en la zona sidrera, saltaban a la vista los cambios en esta zona que, por cierto, es muy transitada -y querida- por los hernaniarras para pasear o andar en bicicleta.

Precisamente, AHT Gelditu! organizó ayer una cadena humana que partió desde el barrio Osinaga hasta el centro de Hernani, en la que que participaron alrededor de 120 personas. Recorriendo a pie y cogidos de la mano los tres kilómetros que tiene el bello paseo, el alcalde de la localidad, Luis Intxauspe, lamentó que «las obras ya están aquí». «A la destrucción que causan las obras en sí hay que sumarle los destrozos que causa el ir y venir de los camiones, que pasan decenas de veces en un solo día, el ruido, la contaminación...», contó a GARA.

Mientras por la megafonía se escuchaba «Baserriak bizirik, AHTrik ez», Intxauspe criticó la falta de información que padecen no solo las familias afectadas, sino también el mismo Ayuntamiento, añadiendo que «la comunicación fluye en una única dirección».

Eso mismo indicaron desde la plataforma. «Las obras del TAV continúan impunemente su marcha vulnerando completamente la soberanía popular y municipal en la gestión del territorio: este es el caso del municipio de Hernani, donde el valle del Urumea y las faldas del macizo Onddi-Adarra están siendo gravemente deteriorados», expusieron.

Mencionaron, entre otros aspectos, el caso de Elorrabi, donde construirán un puente de 800 metros de largo y 22 metros de alto, y pasará solo a nueve metros de distancia de los caseríos Iparragirre y Altzueta.

Además de las excavaciones que se vieron ayer, mencionaron los impactos que el proyecto tendrá en las márgenes fluviales y riberas del río Urumea. De hecho, el propio Gobierno de Lakua llegó a reconocer en su día que en el valle del Urumea «se producía la mayor y más importante afección del proyecto de la `Y vasca'».

Una decena de agentes de la Ertzaintza se encargó de custodiar la zona de las obras, mientras que la cadena humana transcurrió sin incidentes.

Al concluir, subrayaron que la oposición al TAV no es una mera postura, sino «una respuesta que mira al futuro porque proyectos cómo este hipotecarán nuestra sociedad».